Palabra de Dios 10 de Feb. del 2025. SAN JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO, Mártir Mexicano.

Palabra de Dios 10 de Feb. del 2025. SAN JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO, Mártir Mexicano.

Palabra de Dios 10 de Feb. del 2025. SAN JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO, Mártir Mexicano.

Evangelio del dia.

PRIMERA LECTURA.

Del libro del Génesis (1, 1-19)

En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad
y caos; y las tinieblas cubrían la faz del abismo. El espíritu de
Dios se movía sobre la superficie de las aguas.
Dijo Dios: “Que exista la luz”, y la luz existió. Vio Dios que la
luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. Llamó a la luz “día”
y a las tinieblas, “noche”. Fue la tarde y la mañana del primer día.
Dijo Dios: “Que haya una bóveda entre las aguas, que separe
unas aguas de otras”. E hizo Dios una bóveda y separó con ella
las aguas de arriba, de las aguas de abajo. Y así fue. Llamó Dios
a la bóveda “cielo”. Fue la tarde y la mañana del segundo día.’
Dijo Dios: “Que se junten las aguas de debajo del cielo en un
solo lugar y que aparezca el suelo seco”. Y así fue. Llamó Dios
“tierra” al suelo seco y “mar” a la masa de las aguas. Y vio Dios
que era bueno.
Dijo Dios: “Verdee la tierra con plantas que den semilla y
árboles que den fruto y semilla, según su especie, sobre la tierra”.
Y así fue. Brotó de la tierra hierba verde, que producía semilla,
según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla,
según su especie. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la
mañana del tercer día.
Dijo Dios: “Que haya lumbreras en la bóveda del cielo, que
separen el día de la noche, señalen las estaciones, los días y los
años, y luzcan en la bóveda del cielo para iluminar la tierra”. Y
así fue. Hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor
para regir el día y la menor, para regir la noche; y también hizo
las estrellas. Dios puso las lumbreras en la bóveda del cielo para
iluminar la tierra, para regir el día y la noche, y separar la luz de
las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana
del cuarto día.

Palabra de Dios.

SALMO.

Salmo (103)

R. Bendice al Señor, alma mía.

Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es
tu grandeza. Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve
como un manto.
R.

Sobre bases inconmovibles asentaste la tierra para siempre.
Con un vestido de mares la cubriste y las aguas en los montes
concentraste.
R.

En los valles haces brotar las fuentes, que van corriendo entre
montañas; junto al arroyo vienen a vivir las aves, que cantan
entre las ramas.
R.

¡Qué numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con
maestría! La tierra está llena de tus creaturas. Bendice, al Señor,
alma mía.
R.

EVANGELIO.

Evangelio según san Marcos (6, 53-56)

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos terminaron la travesía
del lago y tocaron tierra en Genesaret.
Apenas bajaron de la barca, la gente los reconoció y de toda
aquella región acudían a él, a cualquier parte donde sabían que
se encontraba, y le llevaban en camillas a los enfermos.
A dondequiera que llegaba, en los poblados, ciudades o caseríos,
la gente le ponía a sus enfermos en la calle y le rogaba que por lo
menos los dejara tocar la punta de su manto; y cuantos lo tocaban,
quedaban curados.

Palabra del Señor.

SAN JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO.

Joselito, como se le llama también de cariño, nació
el 28 de marzo de 1913 en Sahuayo. Cuando en 1926
estalló la así llamada “Guerra Cristera”,
El 25 de enero de 1928, en el curso de
una violenta batalla, fue capturado y llevado a su
ciudad natal, donde fue encarcelado en la iglesia
parroquial, que había sido profanada y devastada
por los federales. Le hicieron la propuesta de huir
para evitar la condena a muerte, pero él la rechazó.
Durante su detención –y con el fin de hacerlo
renegar de su fe para que pudiera salvarse– fue
torturado y obligado a asistir al ahorcamiento de otro
muchacho que estaba prisionero con él. Entonces
le desollaron las plantas de los pies y lo obligaron
a caminar hasta el cementerio. Allí, puesto ante la
fosa donde sería enterrado, lo apuñalaron sin darle
muerte, pidiéndole de nuevo que renegara de su fe.
Pero José, cada vez que lo herían, gritaba: ‘¡Viva Cristo
Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!’. Por último, fue
ejecutado con un disparo de arma de fuego. Era el 10
de febrero de 1928”. Tenía casi 15 años de edad.

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