Palabra de Dios 26 de Oct. de 2024. Sabado XXIX de Tiempo Ordinario.
Evangelio del dia.
PRIMERA LECTURA.
Carta de Pablo a los efesios (4, 7. 11-16)
Hermanos: Cada uno de nosotros ha recibido la gracia en la
medida en que Cristo se la ha dado. Él fue quien concedió a unos
ser apóstoles; a otros, ser profetas; a otros, ser evangelizadores; a
otros, ser pastores y maestros. Y esto, para capacitar a los fieles, a fin
de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo
de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el
conocimiento del Hijo de Dios, y lleguemos a ser hombres perfectos,
que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud de Cristo.
Así, ya no seremos como niños, zarandeados por las olas
y llevados de un lado para otro por el viento de cualquier
doctrina, a merced de hombres malvados y astutos, que conducen
engañosamente al error. Por el contrario, viviendo sinceramente
en el amor, creceremos en todos sentidos, unidos a aquel que es
la cabeza: Cristo. De él, todo el cuerpo recibe su organización, su
cohesión y su vida, según la actividad propia de cada una de las
partes, y así el cuerpo va creciendo y construyéndose por medio
del amor.
Palabra de Dios.
SALMO.
Salmo (121, 1-2. 3-4a. 4b-5)
R. Vamos a la casa del Señor.
¡Qué alegría sentí cuando me dijeron: “Vayamos a la casa del
Señor”! Y hoy estamos aquí, Jerusalén jubilosos, delante de tus
puertas.
R.
A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo
que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor.
R.
EVANGELIO.
Evangelio según san Lucas (13, 1-9)
En aquel tiempo, algunos hombres fueron a ver a Jesús y le
contaron que Pilato había mandado matar a unos galileos,
mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este
comentario: “¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les
sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos?
Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de
manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados
por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que
todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si
ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante”.
Entonces les dijo esta parábola: “Un hombre tenía una higuera
plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. Dijo
entonces al viñador: ‘Mira, durante tres años seguidos he venido a
buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para
qué ocupa la tierra inútilmente?’ El viñador le contestó: ‘Señor
déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y a echarle
abono, para ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortaré”.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: El evangelio tiene dos partes: el
comentario de Jesús a dos tristes sucesos y la parábola
de la higuera estéril. Ambas tienen, por cierto, la clara
intención de urgir al cambio de vida, antes de que se
agote la paciencia divina. En la tradición bíblica, la
«viña» y la «higuera» son vistas frecuentemente como
delicada representación del pueblo elegido. Hoy
podemos ver representada en ellas a la Iglesia –el
pueblo de la Nueva Alianza– que debe llegar a ser una
comunidad fecunda por la entrega generosa que brota
de un corazón convertido al Señor por parte de cada
uno de sus miembros.