Palabra de Dios 19 de Oct. de 2024. Sabado XXVIII de Tiempo Ordinario.

Palabra de Dios 19 de Oct. de 2024. Sabado XXVIII de Tiempo Ordinario.

Palabra de Dios 19 de Oct. de 2024. Sabado XXVIII de Tiempo Ordinario.

Evangelio del dia.

PRIMERA LECTURA.

Carta de Pablo a los efesios (1, 15-23)

Hermanos: Me he enterado de su fe en el Señor Jesús y del
amor que demuestran a todos los hermanos, por lo cual no dejo
de dar gracias por ustedes, ni de recordarlos en mis oraciones, y le
pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, que
les conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerlo.
Le pido que les ilumine la mente para que comprendan cuál es la
esperanza que les da su llamamiento, cuán gloriosa y rica es la
herencia que Dios da a los que son suyos y cuál la extraordinaria
grandeza de su poder para con nosotros, los que confiamos en él,
por la eficacia de su fuerza poderosa.
Con esta fuerza resucitó a Cristo de entre los muertos y lo hizo
sentar a su derecha en el cielo, por encima de todos los ángeles,
principados, potestades, virtudes y dominaciones, y por encima
de cualquier persona, no sólo del mundo actual, sino también
del futuro. Todo lo puso bajo sus pies y a él mismo lo constituyó
cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, y la plenitud del
que lo consuma todo en todo.

Palabra de Dios.

SALMO.

Salmo (8, 2-3a. 4-5. 6-7)

R. ¡Qué admirable, Señor, es tu poder!

¡Qué admirable es, Señor y Dios nuestro, tu poder en toda la
tierra! Tu grandeza sobrepasa los cielos y hasta los niños de pecho
te dan alabanza perfecta.
R.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos, la luna y las
estrellas que has creado, me pregunto: ¿Qué es el hombre para
que de él te acuerdes ese pobre ser humano, para que de él te
preocupes?
R.

Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles, lo
coronaste de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de
tus manos y todo lo sometiste bajo sus pies.
R.

EVANGELIO.

Evangelio según san Lucas (12, 8-12)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro
que a todo aquel que me reconozca abiertamente ante los
hombres, lo reconocerá abiertamente el Hijo del hombre ante los
ángeles de Dios; pero a aquel que me niegue ante los hombres, yo
lo negaré ante los ángeles de Dios.
A todo aquel que diga una palabra contra el Hijo del hombre,
se le perdonará; pero a aquel blasfeme contra el Espíritu Santo, no
se le perdonará.
Cuando los lleven a las sinagogas y ante los jueces y autoridades,
no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir,
porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que
convenga decir”.

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN: El evangelio continúa profundizando
el tema tan conocido de la fidelidad del creyente en
medio de las pruebas. El juicio de Dios se va realizando
conforme a la lealtad o deslealtad a Cristo en nuestra
vida diaria. Él actúa por medio de su Espíritu, que es
la presencia viva y perenne de Jesús entre nosotros.
De la postura que el discípulo tome o deje de tomar
ante los demás respecto a la fe en su Señor dependerá
su destino definitivo. Una fe que no actúa por medio
de la caridad no es auténtica y, por tanto, no es capaz
de salvarnos.

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