Palabra de Dios 14 de Sep. de 2024. Sabado XXIII de Tiempo Ordinario.

Palabra de Dios 14 de Sep. de 2024. Sabado XXIII de Tiempo Ordinario.

Palabra de Dios 14 de Sep. de 2024. Sabado XXIII de Tiempo Ordinario.

Evangelio del dia.

PRIMERA LECTURA.

Primera carta de Pablo a los corintios (10, 14-22)

Queridos hermanos: Huyan de la idolatría. Me dirijo a ustedes
como a hombres sensatos; ustedes mismos juzguen lo que voy
a decir: El cáliz de la bendición con el que damos gracias, ¿no
nos une a Cristo por medio de su sangre? Y el pan que partimos,
¿no nos une a Cristo por medio de su cuerpo? El pan es uno, y
así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo,
porque todos comemos del mismo pan. Consideren al pueblo de
Israel: ¿no es cierto que los que comen de la víctima sacrificada
en el altar quedan unidos a él?
Con esto no quiero decir que el ídolo represente algo real,
ni que la carne ofrecida a los ídolos tenga algún valor especial.
Lo que quiero decir es que, cuando los paganos ofrecen sus
sacrificios, se los ofrecen a los demonios y no a Dios.
Ahora bien, yo no quiero que ustedes se asocien con los
demonios. No pueden beber el cáliz del Señor y el cáliz de los
demonios. No pueden compartir la mesa del Señor y la mesa de
los demonios. ¿O queremos provocar acaso la indignación del
Señor creyéndonos más poderosos que él?

Palabra de Dios.

SALMO.

Salmo (115, 12-13, 17-18)

R. Señor, te ofreceré con gratitud un sacrificio.

¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Levantaré el cáliz de salvación e invocaré el nombre del Señor.
R.

Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre.
Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo.
R.

EVANGELIO.

Evangelio según san Lucas (6, 43-49)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No hay árbol
bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca
frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen
higos de las zarzas, ni se cortan uvas de los espinos.
El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su
corazón; y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está
en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón.
¿Por qué me dicen ‘Señor, Señor’, y no hacen lo que yo les
digo? Les voy a decir a quién se parece el que viene a mí y escucha
mis palabras y las pone en práctica. Se parece a un hombre, que
al construir su casa, hizo una excavación profunda, para echar los
cimientos sobre la roca. Vino la creciente y chocó el río contra aquella
casa, pero no la pudo derribar, porque estaba sólidamente construida.
Pero el que no pone en práctica lo que escucha, se parece a
un hombre que construyó su casa a flor de tierra, sin cimientos.
Chocó el río contra ella e inmediatamente la derribó y quedó
completamente destruida”.

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN: Si buscáramos una palabra clave
que dé unidad al texto evangélico, ésta sería: «frutos».
Ellos exhiben al árbol y su condición sana o enferma
(Cfr. Mt 7, 15-20). Dígase lo mismo de las palabras
que salen de nuestra boca. Solamente darán fruto
quienes escuchen atentamente la palabra de Dios
y la pongan en práctica con perseverancia. Esto
evidencia, además y por supuesto, la solidez o
inconsistencia de quien edifica «sobre roca» o «sobre
arena». Jesús, denuncia la falsedad de quienes
disocian la «fe» y la «vida» y se contentan con
enfrascarse en vana palabrería.

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