Palabra de Dios 22 de Ago. de 2024. Memoria, NUESTRA SEÑORA MARÍA REINA.
Evangelio del dia.
PRIMERA LECTURA.
Del libro del profeta Ezequiel (36, 23-28)
Esto dice el Señor: “Yo mismo mostraré la santidad de mi
nombre excelso, profanado entre las naciones, profanado por
ustedes en medio de ellas, y reconocerán que yo soy el Señor,
cuando por medio de ustedes les haga ver mi santidad.
Los sacaré de entre las naciones, los reuniré de todos los
países y los llevaré a su tierra. Los rociaré con agua pura y
quedarán purificados; los purificaré de todas sus inmundicias e
idolatrías.
Les daré un corazón nuevo y les infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de ustedes el corazón de piedra y les daré un corazón
de carne. Les infundiré mi espíritu y los haré vivir según mis
preceptos, y guardar y cumplir mis mandamientos. Habitarán en
la tierra que di a sus padres; ustedes serán mi pueblo y yo seré
su Dios”.
Palabra de Dios.
SALMO.
Salmo (50, 12-13. 14-15. 18-19)
R. Crea en mí, Señor, un corazón puro.
Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para
cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni
retires de mí tu santo espíritu.
R.
Devuélveme tu salvación, que regocija, mantén en mí un alma
generosa. Enseñaré a los descarriados tus caminos y volverán a
ti los pecadores.
R.
Tú, Señor, no te complaces en los sacrificios y si te ofreciera
un holocausto, no te agradaría. Un corazón contrito te presento,
y a un corazón contrito, tú nunca lo desprecias.
R.
EVANGELIO.
Evangelio según san Mateo (22, 1-14)
En aquel tiempo, volvió Jesús a hablar en parábolas a los
sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
“El Reino de los cielos es semejante a un rey que preparó
un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que
llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir.
Envió de nuevo a otros criados que les dijeran: ‘Tengo
preparado el banquete; he hecho matar mis terneras y los otros
animales gordos; todo está listo. Vengan a la boda’. Pero los
invitados no hicieron caso. Uno se fue a su campo, otro a su
negocio y los demás se les echaron encima a los criados, los
insultaron y los mataron.
Entonces el rey se llenó de cólera y mandó sus tropas, que
dieron muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego les dijo a sus criados: ‘La boda está preparada; pero
los que habían sido invitados no fueron dignos. Salgan, pues,
a los cruces de los caminos y conviden al banquete de bodas a
todos los que encuentren’. Los criados salieron a los caminos y
reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala
del banquete se llenó de convidados.
Cuando el rey entró a saludar a los convidados, vio entre
ellos a un hombre que no iba vestido con traje de fiesta y le
preguntó: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?’
Aquel hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los
criados: ‘Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas.
Allí será el llanto y la desesperación’. Porque muchos son los
llamados y pocos los escogidos”.
Palabra del Señor.
NUESTRA SEÑORA MARÍA REINA.
El año 1954 Pío XII instituyó la fiesta de santa María Reina, que
se celebraba el día 31 de mayo. Pablo VI, el año 1969, cuando
promulgó el Calendario Romano general, trasladó acertadamente
esta fiesta al día 22 de agosto, que coincide con la octava de la
Asunción. En cuerpo y alma gloriosos, la Virgen María aparece
en la Asunción como el logro supremo de la redención. Pero ella,
que es toda hermosa, también es todopoderosa, pues es la Madre
de aquel “cuyo Reino no tendrá fin”. Por este motivo, desde hace
muchos siglos, el pueblo cristiano la aclama por Reina suya,
soberana y medianera de la gracia.