Palabra de Dios 1º de Julio de 2024. Lunes XIII de Tiempo Ordinario.

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Evangelio del dia.

PRIMERA LECTURA.

Libro del profeta Amós (2, 6-10. 13-16)

Esto dice el Señor: “Por sus innumerables pecados no
perdonaré a Israel. Porque venden al inocente por dinero, y al
pobre, por un par de sandalias. Aplastan a los pobres contra el
suelo y sacan del camino a los humildes. Padre e hijo acuden
a la misma mujer, profanando mi santo nombre. Sobre ropas
tomadas como prenda se sientan a comer en sus santuarios y se
beben las multas de los pobres en el templo de su Dios.
Cuando ustedes llegaron a esta tierra, yo destruí a los
amorreos; eran altos como los cedros y fuertes como las encinas;
destruí sus frutos por arriba, y por abajo, sus raíces. En cambio,
a ustedes yo los saqué de Egipto y los conduje por el desierto
durante cuarenta años, para darles en posesión la tierra de los
amorreos.
Pues bien, ahora yo los aplastaré contra el suelo, como la
carreta tritura las espigas. El más veloz no logrará escapar, al
más fuerte de nada le servirá su fuerza, y ni el más valiente
salvará su vida. El arquero no resistirá, no se librará el más ágil,
el jinete no se salvará, el soldado más fuerte y valiente huirá
desnudo aquel día”.

Palabra de Dios.

SALMO.

Salmo (49, 16bc-17. 18-19. 20-21. 22-23)

R. Perdona a tu pueblo, Señor.

¿Por qué citas mis preceptos y hablas a toda hora de mi
pacto, tú, que detestas la obediencia y echas en saco roto mis
mandatos?
R.

Cuando ves un ladrón, corres con él, te juntas con los adúlteros;
usas tu lengua para el mal, tu boca trama el engaño.
R.

Te pones a insultar a tu hermano y deshonras al hijo de tu
madre. Tú haces esto, ¿y yo tengo que callarme? ¿Crees acaso
que yo soy como tú? No, yo te reprenderé y te echaré en cara
tus pecados.
R.

Quien las gracias me da, ése me honra, y yo salvaré al que
cumple mi voluntad. Entiendan bien esto los que olvidan a Dios,
no sea que los destroce sin remedio.
R.

EVANGELIO.

Evangelio según san. Mateo (8, 18-22)

En aquel tiempo, al ver Jesús que la multitud lo rodeaba,
les ordenó a sus discípulos que cruzaran el lago hacia la
orilla de enfrente.
En ese momento se le acercó un escriba y le dijo: “Maestro,
te seguiré a donde quiera que vayas”. Jesús le respondió: “Las
zorras tienen madrigueras y las aves del cielo, nidos; pero el
Hijo del hombre no tiene en donde reclinar la cabeza”.
Otro discípulo le dijo: “Señor, permíteme ir primero a enterrar
a mi padre”. Pero Jesús le respondió: “Tú, sígueme y deja que
los muertos entierren a sus muertos”.

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN: El seguimiento de Jesús no se
reduce a aceptar su doctrina, sino que supone la
participación en su vida y la comunión en su destino.
La radicalidad de su lenguaje en los dos encuentros
de vocación de los que nos habla el evangelio, quiere
acentuar, como referencia básica, la urgencia del
Reino. El seguimiento es algo mucho más rico,
exigente y comprometedor que la simple “imitación”.
Lo peculiar de este seguimiento equivale a «tener los
mismos sentimientos de Cristo Jesús» (Fil 2, 5), y a
asimilar como nuestros los criterios y actitudes que
animaron su conducta.

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