Palabra de Dios 12 de Julio de 2024. Viernes XIV de Tiempo Ordinario.
Evangelio del dia.
PRIMERA LECTURA.
Del libro del profeta Oseas (14, 2-10)
Esto dice el Señor Dios: “Israel, conviértete al Señor, Dios
tuyo, pues tu maldad te ha hecho sucumbir. Arrepiéntanse
y acérquense al Señor para decirle: ‘Perdona todas nuestras
maldades, acepta nuestro arrepentimiento sincero, que
solemnemente te prometemos.
Ya no nos salvará Asiria, ya no confiaremos en nuestro
ejército, ni volveremos a llamar “dios nuestro” a las obras de
nuestras manos, pues sólo en ti encuentra piedad el huérfano’.
Yo perdonaré sus infidelidades, dice el Señor; los amaré,
aunque no lo merezcan, porque mi cólera se ha apartado de
ellos. Seré para Israel como rocío; mi pueblo florecerá como el
lirio, hundirá profundamente sus raíces, como el álamo, y sus
renuevos se propagarán; su esplendor será como el del olivo y
tendrá la fragancia de los cedros del Líbano.
Volverán a vivir bajo mi sombra, cultivarán los trigales y
las viñas, que serán tan famosas como las del Líbano. Ya nada
tendrá que ver Efraín con los ídolos. Yo te he castigado, pero
yo también te voy a restaurar, pues soy como un ciprés verde, y
gracias a mí, tú das frutos.
Quien sea sabio, que comprenda estas cosas y quien sea
prudente, que las conozca. Los mandamientos del Señor son
rectos y los justos los cumplen; los pecadores, en cambio,
tropiezan en ellos y caen”.
Palabra de Dios.
SALMO.
Salmo (50, 3-4. 8-9. 12-13. 14 y 17)
R. Abre, Señor, mis labios y te alabaré.
Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate
de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y
purifícame de mis pecados.
R.
Enséñame, Señor, la rectitud de corazón que quieres. Lávame
tú, Señor, y purifícame y quedaré más blanco que la nieve.
R.
Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para
cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti ni
retires de mí tu santo espíritu.
R.
Devuélveme tu salvación, que regocija, y mantén en mí un
alma generosa. Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu
alabanza.
R.
EVANGELIO.
Evangelio según san Mateo (10, 16-23)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “Yo los envío
como ovejas entre lobos. Sean, pues, precavidos como las
serpientes y sencillos como las palomas.
Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los
azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes
por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los
paganos. Pero, cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que
van a decir o por la forma de decirlo, porque en ese momento se
les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que
hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.
El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a
su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán;
todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere
hasta el fin, se salvará.
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Yo les
aseguro que no alcanzarán a recorrer todas las ciudades de Israel,
antes de que venga el Hijo del hombre”.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Jesús predice que la misión de
sus Apóstoles estará necesariamente entretejida
de obstáculos y de persecuciones. Al no «ser del
mundo» (Cfr. Jn 15, 18), su conducta y su mensaje
frecuentemente entrarán en conflicto con propios
y extraños. En medio de este ambiente hostil y
problemático, el discípulo habrá de ser cauteloso
al tratar de combinar el candor de la «paloma» con
la sagacidad de la «serpiente». Sabiéndose débil, el
discípulo no se expondrá innecesariamente a los
peligros y así robustecerá su perseverancia en una
fe confiada en el Señor, cuya obra tiene entre manos.