Palabra de Dios 2 de Junio de 2024. IX DEL TIEMPO ORDINARIO.

Palabra de Dios 2 de Junio de 2024. IX DEL TIEMPO ORDINARIO.

Palabra de Dios 2 de Junio de 2024. IX DEL TIEMPO ORDINARIO.

Evangelio del dia.

PRIMERA LECTURA.

Del libro del Deuteronomio (5, 12-15)

Esto dice el Señor: “Santifica el día sábado, como el Señor,
tu Dios, te lo manda. Tienes seis días para trabajar y hacer tus
quehaceres, pero el séptimo es día de descanso, dedicado al Señor,
tu Dios.
No harán trabajo alguno ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo,
ni tu esclava, ni tu buey, ni tu asno, ni tu ganado, ni el extranjero que
hospedes en tu casa; tu esclavo y tu esclava descansarán igual que tú.
Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que te sacó de allá
el Señor, tu Dios, con mano fuerte y brazo poderoso. Por eso te
manda el Señor, tu Dios, guardar el día sábado”.

Palabra de Dios.

SALMO.

Salmo (80, 3-4. 5-6ab. 6c-8ª. 10-11b)

R. El Señor es nuestra fortaleza.

Entonemos un canto al son de las guitarras y del arpa. Que suene
la trompeta en esta fiesta, que conmemora nuestra alianza.
R.

Porque ésta es una ley en Israel, es un precepto que el Dios de
Jacob estableció para su pueblo, cuando lo rescató de Egipto.
R.

Oyó Israel palabras nunca oídas: “He quitado la carga de tus
hombros y el pesado canasto de tus manos. Clamaste en la aflicción
y te libré.
R.

No tendrás otro Dios, fuera de mí, ni adorarás a dioses
extranjeros. Pues yo, el Señor, soy el Dios tuyo, el que te sacó de
Egipto, tu destierro”.
R.

SEGUNDA LECTURA.

Segunda carta de Pablo a los corintios (4, 6-11)

Hermanos: El mismo Dios que dijo: Brille la luz en medio de las
tinieblas, es el que ha hecho brillar su luz en nuestros corazones,
para dar a conocer el resplandor de la gloria de Dios, que se
manifiesta en el rostro de Cristo. Pero llevamos este tesoro en
vasijas de barro, para que se vea que esta fuerza tan extraordinaria
proviene de Dios y no de nosotros mismos.
Por eso sufrimos toda clase de pruebas, pero no nos angustiamos.
Nos abruman las preocupaciones, pero no nos desesperamos. Nos
vemos perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no
vencidos.
Llevamos siempre y por todas partes la muerte de Jesús en
nuestro cuerpo, para que en este mismo cuerpo se manifieste
también la vida de Jesús. Nuestra vida es un continuo estar
expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida
de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.

Palabra de Dios.

EVANGELIO.

Evangelio según san Marcos (2, 23–3, 6)

Un sábado, Jesús iba caminando entre los sembrados, y sus
discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces
los fariseos le preguntaron: “¿Por qué hacen tus discípulos algo
que no está permitido hacer en sábado?”
Él les respondió: “¿No han leído acaso lo que hizo David una vez
que tuvo necesidad y padecían hambre él y sus compañeros? Entró
en la casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, comió
de los panes sagrados, que sólo podían comer los sacerdotes, y les
dio también a sus compañeros”. Luego añadió Jesús: “El sábado se
hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Y el Hijo del
hombre también es dueño del sábado”.
[Entró Jesús en la sinagoga, donde había un hombre que tenía
tullida una mano. Los fariseos estaban espiando a Jesús para
ver si curaba en sábado y poderlo acusar. Jesús le dijo al tullido:
“Levántate y ponte allí en medio”. Después les preguntó: “¿Qué
es lo que está permitido hacer en sábado, el bien o el mal? ¿Se
le puede salvar la vida a un hombre en sábado o hay que dejarlo
morir?” Ellos se quedaron callados. Entonces, mirándolos con
ira y con tristeza, porque no querían entender, le dijo al hombre:
“Extiende tu mano”. La extendió, y su mano quedó sana.
Entonces salieron los fariseos y comenzaron a hacer planes con
los del partido de Herodes para matar a Jesús.]

Palabra del Señor.

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