Palabra de Dios 10 de Dic. 2023. II DOMINGO DE ADVIENTO.
Evangelio del dia.
PRIMERA LECTURA.
Del libro del profeta Isaías (40, 1-5. 9-11)
“Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice nuestro Dios.
Hablen al corazón de Jerusalén y díganle a gritos que ya terminó
el tiempo de su servidumbre y que ya ha satisfecho por sus
iniquidades, porque ya ha recibido de manos del Señor castigo
doble por todos sus pecados”.
Una voz clama: “Preparen el camino del Señor en el desierto,
construyan en el páramo una calzada para nuestro Dios. Que
todo valle se eleve, que todo monte y colina se rebajen; que
lo torcido se enderece y lo escabroso se allane. Entonces se
revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán”. Así
ha hablado la boca del Señor.
Sube a lo alto del monte, mensajero de buenas nuevas para
Sión; alza con fuerza la voz, tú que anuncias noticias alegres a
Jerusalén. Alza la voz y no temas; anuncia a los ciudadanos de
Judá: “Aquí está su Dios. Aquí llega el Señor, lleno de poder,
el que con su brazo lo domina todo. El premio de su victoria lo
acompaña y sus trofeos lo anteceden.
Como pastor apacentará su rebaño; llevará en sus brazos a
los corderitos recién nacidos y atenderá solícito a sus madres”.
Palabra de Dios.
SALMO.
Salmo (84, 9ab-10. 11-12. 13-14)
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.
Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su
pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del
Señor habitará en la tierra.
R.
La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se
besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo.
R.
Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra
producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá
siguiendo sus pisadas.
R.
SEGUNDA LECTURA.
Carta del apóstol san Pedro (3, 8-14)
Queridos hermanos: No olviden que para el Señor, un día es
como mil años y mil años, como un día. No es que el Señor se
tarde, como algunos suponen, en cumplir su promesa, sino que
les tiene a ustedes mucha paciencia, pues no quiere que nadie
perezca, sino que todos se arrepientan.
El día del Señor llegará como los ladrones. Entonces los cielos
desaparecerán con gran estrépito, los elementos serán destruidos
por el fuego y perecerá la tierra con todo lo que hay en ella.
Puesto que todo va a ser destruido, piensen con cuánta
santidad y entrega deben vivir ustedes esperando y apresurando
el advenimiento del día del Señor, cuando desaparecerán los
cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos.
Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos
un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por
tanto, queridos hermanos, apoyados en esta esperanza, pongan
todo su empeño en que el Señor los halle en paz con él, sin
mancha ni reproche.
Palabra de Dios.
EVANGELIO.
Evangelio según san Marcos (1, 1-8)
Este es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de
Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito: He aquí que
yo envío a mi mensajero delante de ti, a preparar tu camino. Voz
del que clama en el desierto: “Preparen el camino del Señor,
enderecen sus senderos”.
En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el
Bautista predicando un bautismo de arrepentimiento, para el
perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea
y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él
los bautizaba en el Jordán.
Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un
cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Proclamaba: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que
yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle
la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua,
pero él los bautizará con el Espíritu Santo”.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR:
“PREPAREN EL CAMINO DEL SEÑOR,
ENDERECEN SUS SENDEROS”
Juan el Bautista preparó el camino
para Jesús. Eso ocurrió cuando
nuestro Señor se iba a manifestar al
pueblo de Israel para cumplir las promesas
de salvación que hizo por medio de
sus santos profetas.
Juan predicaba “un bautismo de
conversión, para el perdón de los
pecados”, y hoy, en este Tiempo
de Adviento, Dios también nos
invita a arrepentimos de nuestros
pecados, pues “no quiere
que nadie perezca, sino que todos
se arrepientan”. Tenemos que
vivir de verdad como bautizados,
porque él, por su parte, cumplirá
con sus promesas.
“… nosotros confiamos en la promesa del Señor
y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva,
en que habite la justicia”.