Palabra de Dios 23 de Oct. 2023. SAN JUAN DE CAPISTRANO, Presbítero.
Evangelio del dia.
PRIMERA LECTURA.
Carta de Pablo a los romanos (4, 19-25)
Hermanos: La fe de Abraham no se debilitó a pesar de que, a la
edad de casi cien años, su cuerpo ya no tenía vigor, y además, Sara,
su esposa, no podía tener hijos. Ante la firme promesa de Dios no
dudó ni tuvo desconfianza, antes bien su fe se fortaleció y dio con
ello gloria a Dios, convencido de que él es poderoso para cumplir
lo que promete. Por eso, Dios le acreditó esta fe como justicia.
Ahora bien, no sólo por él está escrito que “se le acreditó”, sino
también por nosotros, a quienes se nos acreditará, si creemos en
aquel que resucitó de entre los muertos, en nuestro Señor Jesucristo,
que fue entregado a la muerte por nuestros pecados y resucitó para
nuestra justificación.
Palabra de Dios.
SALMO.
Lc (1, 69-70. 71-72. 73-75)
R. Bendito sea el Señor, Dios de Israel.
El Señor ha hecho surgir en favor nuestro un poderoso salvador
en la casa de David, su siervo. Así lo había anunciado desde
antiguo, por boca de sus santos profetas.
R.
Anunció que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos
de todos los que nos aborrecen, para mostrar su misericordia a
nuestros padres y acordarse de su santa alianza.
R.
El Señor juró a nuestro padre Abraham que nos libraría del
poder de nuestros enemigos, para que pudiéramos servirlo sin
temor, con santidad y justicia, todos los días de nuestra vida.
R.
EVANGELIO.
Evangelio según san Lucas (12, 13-21)
En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud,
un hombre le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que comparta
conmigo la herencia”. Pero Jesús le contestó: “Amigo, ¿quién me ha
puesto como juez en la distribución de herencias?”
Y dirigiéndose a la multitud, dijo: “Eviten toda clase de avaricia,
porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los
bienes que posea”.
Después les propuso esta parábola: “Un hombre rico tuvo una
gran cosecha y se puso a pensar: ‘¿Qué haré, porque no tengo ya en
dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré
mis graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi
cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes
bienes acumulados para muchos años; descansa, come, bebe y date
a la buena vida’. Pero Dios le dijo: ‘¡Insensato! Esta misma noche
vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?’ Lo mismo le pasa
al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que
vale ante Dios”.
Palabra del Señor.
SAN JUAN DE CAPISTRANO, Presbítero.
Franciscano, predicador lleno de talento y de palabra ardiente,
arrastraba a las multitudes. Trabajó primero en la reforma de su
Orden en Francia y en Italia, y después recorrió toda la Europa
central para luchar contra la herejía de Juan Hus. Finalmente,
predicó la cruzada contra los turcos, que por entonces estaban
invadiendo Hungría (1386-1456).