Palabra de Dios 1 de julio de 2023. 12vo. Sabado de Tiempo Ordinario.
Evangelio del dia.
PRIMERA LECTURA.
Del libro del Génesis (18, 1-15)
Un día, el Señor se le apareció a Abraham en el encinar de
Mambré. Abraham estaba sentado en la entrada de su tienda, a la
hora del calor más fuerte. Levantando la vista, vio de pronto a tres
hombres que estaban de pie ante él. Al verlos, se dirigió a ellos
rápidamente desde la puerta de la tienda, y postrado en tierra, dijo:
“Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos, te ruego que no pases
junto a mí sin detenerte. Haré que traigan un poco de agua para
que se laven los pies y descansen a la sombra de estos árboles;
traeré pan para que recobren las fuerzas y después continuarán su
camino, pues sin duda para eso han pasado junto a su siervo”.
Ellos le contestaron: “Está bien. Haz lo que dices”. Abraham
entró rápidamente en la tienda donde estaba Sara y le dijo: “Date
prisa, toma tres medidas de harina, amásalas y cuece unos panes”.
Luego Abraham fue corriendo al establo, escogió un ternero y
se lo dio a un criado para que lo matara y lo preparara. Cuando
el ternero estuvo asado, tomó requesón y leche y lo sirvió todo a
los forasteros. El permaneció de pie junto a ellos, bajo el árbol,
mientras comían. Ellos le preguntaron: “¿Dónde está Sara, tu
mujer?” El respondió: “Allá, en la tienda”. Uno de ellos le dijo:
“Dentro de un año volveré sin falta a visitarte por estas fechas; para
entonces, Sara, tu mujer, habrá tenido un hijo”.
Sara estaba escuchando detrás de la puerta de la tienda.
(Abraham y Sara eran ya muy ancianos, y a Sara le había cesado
su regla). Sara se rio por lo bajo y pensó: “Siendo yo tan vieja y mi
marido un anciano, ¿podré experimentar el placer?”
Entonces el Señor le dijo a Abraham: “¿Por qué se ha reído
Sara y ha dicho: ‘¿Será cierto que voy a dar a luz, siendo ya tan
vieja?’ ¿Acaso hay algo difícil para Dios? El año que viene, en el
plazo señalado, volveré a visitarte, y Sara tendrá un hijo”. Sara dijo
entonces, asustada: “No me estaba riendo”. Pero el Señor replicó:
“No lo niegues; sí te estabas riendo”.
Palabra de Dios.
SALMO.
Lucas (1,46-47. 48-49. 50 y 53. 54-55)
R. El Señor se acordó de su misericordia.
Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en
Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su
esclava.
R.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo
es su nombre.
R.
Su misericordia llega de generación en generación a los que
lo temen. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los
despidió sin nada.
R.
Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su
siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a
su descendencia, para siempre.
R.
EVANGELIO.
Evangelio según san Mateo (8, 5-17)
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó
un oficial romano y le dijo: “Señor, tengo en mi casa un criado
que está en cama, paralítico, y sufre mucho”. Él le contestó: “Voy
a curarlo”.
Pero el oficial le replicó: “Señor, yo no soy digno de que entres
en mi casa; con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano.
Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis
órdenes; cuando le digo a uno: ‘¡Ve!’, él va; al otro: ‘¡Ven!’, y viene;
a mi criado: ‘¡Haz esto!’, y lo hace”.
Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo
seguían: “Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una
fe tan grande. Les aseguro que muchos vendrán de oriente y de
occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de
los cielos. En cambio, a los herederos del Reino los echarán fuera,
a las tinieblas. Ahí será el llanto y la desesperación”.
Jesús le dijo al oficial romano: “Vuelve a tu casa y que se te
cumpla lo que has creído”. Y en aquel momento se curó el criado.
Al llegar Jesús a la casa de Pedro, vio a la suegra de éste en
cama, con fiebre. Entonces la tomó de la mano y desapareció la
fiebre. Ella se levantó y se puso a servirles.
Al atardecer le trajeron muchos endemoniados. El expulsó
a los demonios con su palabra y curó a todos los enfermos. Así
se cumplió lo dicho por el profeta Isaías: Él hizo suyas nuestras
debilidades y cargó con nuestros dolores.
Palabra del Señor