Palabra de Dios 30 de Junio de 2023. 12vo. Viernes de Tiempo Ordinario.

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Evangelio del dia.

PRIMERA LECTURA.

Del libro del Génesis (17, 1. 9-10. 15-22)

Cuando Abram tenía noventa y nueve años, se le apareció el
Señor y le dijo: “Yo soy el Dios todopoderoso. Camina en mi
presencia y séme fiel. Cumple mi alianza tú y tu posteridad, de
generación en generación. La alianza que hago contigo y tus
descendientes, y que tienen que cumplir, consiste en que todos sus
hijos varones serán circuncidados.
Saray, tu esposa, ya no se llamará Saray, sino Sara. La bendeciré
y ella te dará un hijo, y yo lo bendeciré; de él nacerán pueblos y
reyes de naciones”.
Abraham se postró en tierra y se puso a reír, diciendo en su
interior: “¿Podrá un hombre de cien años tener un hijo, y Sara, a
sus noventa, podrá dar a luz?”
Entonces Abraham le dijo a Dios: “Me conformo con que le
conserves la vida a Ismael”. Dios le respondió: “Sara, tu esposa,
te dará un hijo y le pondrás por nombre Isaac. Con él y con sus
descendientes estableceré mi alianza, una alianza perpetua.
En cuanto a Ismael, también te he escuchado. Lo bendeciré,
lo engrandeceré y haré que su descendencia sea muy numerosa;
engendrará doce príncipes y será padre de un gran pueblo. Pero mi
alianza la estableceré con Isaac, el que Sara te dará a luz el año que
viene, por estas fechas”.
Y cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró.

Palabra de Dios.

SALMO.

Salmo (127, 1-2. 3. 1-5)

R. Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.

Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos; comerá del
fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien.
R.

Su mujer, como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos,
como renuevos de olivo, alrededor de su mesa.
R.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: “Que el
Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida”.
R.

EVANGELIO.

Evangelio según san Mateo (8, 1-4)

En aquel tiempo, cuando Jesús bajó de la montaña, lo iba
siguiendo una gran multitud. De pronto se le acercó un leproso,
se postró ante él y le dijo: “Señor, si quieres, puedes curarme”. Jesús
extendió la mano y lo tocó, diciéndole: “Sí quiero, queda curado”.
Inmediatamente quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: “No le
vayas a contar esto a nadie. Pero ve ahora a presentarte al sacerdote
y lleva la ofrenda prescrita por Moisés para probar tu curación”.

Palabra del Señor.

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