Palabra de Dios 13 de abril de 2023. Jueves de la Octava de Pascua.
Evangelio del dia.
PRIMERA LECTURA.
De los Hechos de los Apóstoles (3, 11-26)
Como el paralítico curado por Pedro y Juan no se les
despegaba, todo el pueblo, asombrado, corrió hacia ellos al
pórtico de Salomón. Al ver a la muchedumbre, Pedro les dirigió
la palabra:
“Israelitas: ¿Por qué les causa admiración esto y por qué nos
miran de ese modo, como si por nuestro poder o nuestra virtud
hubiéramos hecho andar a este hombre? El Dios de Abraham,
de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado
a su siervo Jesús, a quien ustedes entregaron a Pilato, y a quien
rechazaron en su presencia, cuando él ya había decidido ponerlo
en libertad.
Rechazaron al santo, al justo, y pidieron el indulto de un
asesino; han dado muerte al autor de la vida, pero Dios lo
resucitó de entre los muertos y de ello nosotros somos testigos.
El nombre de Jesús y la fe en él es lo que ha robustecido los
miembros de este hombre al que están viendo y todos conocen.
Esta fe es la que le ha restituido completamente la salud, como
pueden observar.
Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes han obrado por
ignorancia, de la misma manera que sus jefes; pero Dios cumplió
así lo que había predicho por boca de los profetas: que su Mesías
tenía que padecer. Por lo tanto, arrepiéntanse y conviértanse,
para que se les perdonen sus pecados y el Señor les mande el
tiempo de la consolación y les envíe de nuevo a Jesús, el Mesías
que les estaba destinado; aunque él tiene que quedarse en el
cielo hasta la restauración universal, de la que habló Dios por
boca de su profeta desde muy antiguo.
En efecto, Moisés dijo: El Señor Dios hará surgir de entre sus
hermanos un profeta como yo. Escuchen todo cuanto les diga;
quien no escuche al profeta, será expulsado del pueblo. Y todos
los profetas, a partir de Samuel, anunciaron igualmente estos días.
Ustedes son herederos de los profetas y beneficiarios
de la alianza que Dios hizo con sus padres, cuando le dijo a
Abraham: Tu descendencia será fuente de bendición para toda
la humanidad. Para ustedes, en primer lugar, ha resucitado Dios
a su siervo y lo ha enviado para bendecirlos y ayudarlos a que
cada uno se aparte de sus iniquidades”.
Palabra de Dios.
SALMO.
Salmo (8, 2a y 5. 6-7. 8-9)
R. ¡Qué admirable, Señor, es tu poder! Aleluya.
¡Qué admirable es, Señor y Dios nuestro, tu poder en toda la
tierra! ¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes; ese pobre
ser humano, para que de él te preocupes?
R.
Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles, lo
coronaste de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras
de tus manos y todo lo sometiste bajo sus pies.
R.
Pusiste a su servicio los rebaños y las manadas, todos los
animales salvajes, las aves del cielo y los peces del mar, que
recorren los caminos de las aguas.
R.
EVANGELIO.
Evangelio según san Lucas (24, 35-48)
Cuando los dos discípulos regresaron de Emaús y llegaron
al sitio donde estaban reunidos los apóstoles, les contaron
lo que les había pasado en el camino y cómo habían reconocido
a Jesús al partir el pan.
Mientras hablaban de esas cosas, se presentó Jesús en
medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Ellos,
desconcertados y llenos de temor, creían ver un fantasma. Pero
él les dijo: “No teman; soy yo. ¿Por qué se espantan? ¿Por qué
surgen dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies. Soy
yo en persona. Tóquenme y convénzanse: un fantasma no tiene
ni carne ni huesos, como ven que tengo yo”. Y les mostró las
manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creer de
pura alegría y seguían atónitos, les dijo: “¿Tienen aquí algo de
comer?” Le ofrecieron un trozo de pescado asado; él lo tomó y
se puso a comer delante de ellos.
Después les dijo: “Lo que ha sucedido es aquello de que
les hablaba yo, cuando aún estaba con ustedes: que tenía que
cumplirse todo lo que estaba escrito de mí en la ley de Moisés,
en los profetas y en los salmos”.
Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran
las Escrituras y les dijo: “Está escrito que el Mesías tenía que
padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día,
y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones,
comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para
el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto”.
Palabra del Señor.