Palabra de Dios 5 de Dic. del 2022. 2do. Lunes de Tiempo de Adviento.
Evangelio del dia.
PRIMERA LECTURA.
Del libro del profeta Isaías (35, 1-10)
Esto dice el Señor: “Regocíjate, yermo sediento. Que se alegre
el desierto y se cubra de flores, que florezca como un campo de
lirios, que se alegre y dé gritos de júbilo, porque le será dada la
gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón.
Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.
Fortalezcan las manos cansadas, afiancen las rodillas vacilantes.
Digan a los de corazón apocado: ‘¡Animo! No teman. He aquí
que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos’.
Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos y los oídos de
los sordos se abrirán. Saltará como un venado el cojo y la lengua
del mudo cantará.
Brotarán aguas en el desierto y correrán torrentes en la estepa.
El páramo se convertirá en estanque y la tierra sedienta, en
manantial. En la guarida donde moran los chacales, verdearán
la caña y el papiro.
Habrá allí una calzada ancha, que se llamará ‘Camino Santo’;
los impuros no la transitarán, ni los necios vagarán por ella.
No habrá por ahí leones ni se acercarán las fieras. Por ella
caminarán los redimidos. Volverán a casa los rescatados por
el Señor, vendrán a Sión con cánticos de júbilo, coronados de
perpetua alegría; serán su escolta el gozo y la dicha, porque la
pena y la aflicción habrán terminado”.
Palabra de Dios.
SALMO.
Salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14
R. Nuestro Dios viene a salvarnos.
Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su
pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del
Señor habitará en la tierra.
R.
La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la
paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino
del cielo.
R.
Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra
producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá
siguiendo sus pisadas.
R.
EVANGELIO.
Evangelio según san Lucas (5, 17-26)
Un día Jesús estaba enseñando y estaban también sentados
ahí algunos fariseos y doctores de la ley, venidos de todas
las aldeas de Galilea, de Judea y de Jerusalén. El poder del Señor
estaba con él para que hiciera curaciones.
Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un
paralítico y trataban de entrar, para colocarlo delante de él;
pero como no encontraban por dónde meterlo a causa de
la muchedumbre, subieron al techo y por entre las tejas lo
descolgaron en la camilla y se lo pusieron delante a Jesús.
Cuando él vio la fe de aquellos hombres, dijo al paralítico:
“Amigo mío, se te perdonan tus pecados”.
Entonces los escribas y fariseos comenzaron a pensar:
“¿Quién es este individuo que así blasfema? ¿Quién, sino sólo
Dios, puede perdonar los pecados?” Jesús, conociendo sus
pensamientos, les replicó: “¿Qué están pensando? ¿Qué es más
fácil decir: ‘Se te perdonan tus pecados’ o ‘Levántate y anda’?
Pues para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la
tierra para perdonar los pecados –dijo entonces al paralítico–:
Yo te lo mando: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.
El paralítico se levantó inmediatamente, en presencia de todos,
tomó la camilla donde había estado tendido y se fue a su casa
glorificando a Dios. Todos quedaron atónitos y daban gloria a
Dios, y llenos de temor, decían: “Hoy hemos visto maravillas”.
Palabra del Señor.