Palabra de Dios 18 de Nov. 2022 Dedicacion de las Basilicas de San Pedro y San Pablo.
Evangelio del dia.
PRIMERA LECTURA.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles (28, 11-16. 30-31)
Al cabo de tres meses, nos embarcamos en un navío que había
permanecido en la isla durante el invierno; era un barco alejandrino
que tenía la insignia de Cástor y Pólux. Hicimos escala en Siracusa,
donde permanecimos tres días. De allí, bordeando la costa, llegamos
a Regio. Al día siguiente se levantó un viento del sur y en dos días
llegamos a Pozzuoli, donde encontramos a unos hermanos que nos
invitaron a permanecer una semana con ellos. Luego llegamos a
Roma.
Los hermanos de esta ciudad, informados de nuestra llegada, nos
salieron al encuentro y nos alcanzaron a la altura del Foro de Apio y
en las Tres Tabernas. Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y se sintió
reconfortado.
Cuando llegamos a Roma, se le permitió a Pablo vivir en una casa
particular, con un soldado de guardia.
Dos años enteros pasó Pablo en una casa alquilada; allí recibía a
todos los que acudían a él, predicaba el Reino de Dios y les explicaba
la vida de Jesucristo, el Señor, con absoluta libertad y sin estorbo
alguno.
Palabra de Dios.
SALMO.
Sal. 97, 1. 2-3ab. 3c-4. 5-6
R. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su
diestra y su santo brazo le han dado la victoria.
R.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones
su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad
hacia Israel.
R.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que
todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.
R.
Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos.
Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey.
R.
EVANGELIO.
Evangelio según san Mateo (14, 22-33)
En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación
de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y
se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después
de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche,
estaba él solo allí.
Entretanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la
sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue
hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar
sobre el agua, se espantaron y decían: “¡Es un fantasma!” Y daban
gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: “Tranquilícense y no
teman. Soy yo”.
Entonces le dijo Pedro: “Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando
sobre el agua”. Jesús le contestó: “Ven”. Pedro bajó de la barca y
comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza
del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: “¡Sálvame,
Señor!” Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo”:
“Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban
en la barca se postraron ante Jesús, diciendo: “Verdaderamente tú eres
el Hijo de Dios”.
Palabra del Señor.