Del libro de Ester 4,17n.p-r.aa-bb.hh. Jueves 5 de Marzo de 2020.
“NO TENGO OTRO DEFENSOR MÁS QUE A TÍ, SEÑOR”.
En aquellos días, la reina Ester, ante el mortal peligro que amenazaba a su pueblo, buscó refugio en el Señor y se postró en tierra con sus esclavas, desde la mañana hasta el atardecer. Entonces suplicó al Señor, diciendo: “Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, ¡bendito seas! Protégeme, porque estoy sola y no tengo más defensor que tú, Señor, y voy a jugarme la vida.
Señor, yo sé, por los libros que nos dejaron nuestros padres, que tú siempre salvas a los que te son fieles. Ayúdame ahora a mí, porque no tengo a nadie más que a ti, Señor y Dios mío.
Ayúdame, Señor, pues estoy desamparada. Pon en mis labios palabras acertadas cuando esté en presencia del león y haz que yo le agrade, para que su corazón se vuelva en contra de nuestro enemigo, para ruina de éste y de sus cómplices.
Con tu poder, Señor, líbranos de nuestros enemigos.
Convierte nuestro llanto en alegría y haz que nuestros sufrimientos nos obtengan la vida”.
PALABRA DE DIOS.- TE ALABAMOS, SEÑOR.
Se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México.