Leprosos modernos que rápido olvidan Lc (17,11-19)

Leprosos modernos que rápido olvidan Lc (17,11-19)

Leprosos modernos que rápido olvidan Lc (17,11-19)

Comentario al evangelio.



Listos para celebrar el 28º domingo del tiempo ordinario de nuestra asamblea eucarística, un momento que se vive en familia al reunirse en los diversos templos y parroquias y lo sensacional es como Jesús nos dirige la palabra desde el ambón sacerdotal y nos hace hincapié en cómo el mundo nos va convirtiendo en leprosos modernos que no sabemos cómo agradecer a Dios, quizá muchos hasta pensemos que es obligación de que Dios nos ayude, para el comentario citamos todo en su texto y posteriormente haremos el comentario más idóneo:



Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo:
«Id a presentaros a los sacerdotes».
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Este era un samaritano.
Jesús, tomó la palabra y dijo:
«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo:
«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

Contexto previo.

La lepra era una de las enfermedades más letales de aquel tiempo, el miedo a infectarse, y la falta de medios para curarla, así como las prescripciones de la ley sobre la lepra la convertían en un tremendo suplicio quien la padecía.

El leproso tenía que vivir lejos de la gente e incluso de las poblaciones, era tanta su desgracia que incluso se juntaban judíos y samaritanos para hacer más llevadera su pena. Condenados por la gente, marginados por pecadores al decir que pecado cometieron, repudiados a tal grado que tenían que llevar unas campanillas para avisar que eran leprosos, hablar de muy lejos a la gente y todavía insultados y golpeados por piedras para que se marchasen, su situación era cruel que se concentraban en lugares, cuevas y ahí la caridad les llevaba alimento, hasta que morían.

Los samaritanos y judíos tuvieron un odio especial después del regreso de Babilonia, los samaritanos causaban grandes vejaciones a los judíos sobre todo en tiempo de las fiesta de peregrinación, el judío los despreciaba y les dejaba todo su desprecio.

La necesidad de los leprosos.

Se sabe que todo hombre tiene derecho a vivir, a ser feliz, a tener todo lo necesario para una vida digna, a ser atendido en las enfermedades, bueno o malo, este derecho es universal, para nuestros leprosos, la fama de Jesús llego a ellos y al pasar Jesús entre Galilea y Samaría rumbo a Jerusalén, al entrar a los límites de la ciudad, se arman de valor y le salen al encuentro a Jesús: Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos. El evangelio nos narra otro leproso que sale también a su encuentro y le dice que sí Él quiere puede sanarlo.

La trama es tan fuerte y su pena peor que les motiva a dirigirse a Jesús: se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». Si Dios no se compadece que tiene todo el poder, ¿quién puede dar esperanza?, quizá ese ha sido el problema de la ingratitud hacía Dios, estamos tan acostumbrados a que Dios haga milagros en nuestras vidas, “que ya no nos sorprende” y menos que le agradezcamos por su amorosa intervención.

Estos 10 leprosos son acogidos por Jesús: Al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes». Esto que dijo Jesús requiere el elemento esencial: “fe divina”, más hay algo enorme a su favor: “la lepra”, vale la pena hacerlo y sucede lo maravilloso: Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. El evangelio está lleno de pasajes donde al haber fe, se realiza según esa fe y este pasaje no es la excepción, lo que parecía una locura de ir a los sacerdotes, fue un momento de gloria, ¿por qué a los sacerdotes?, recuerden que los sacerdotes certificaban la curación de la lepra de acuerdo a la ley de Moisés.

Leprosos modernos.

Hoy estamos llenos en nuestra sociedad de tanta enfermedad parecida a la lepra y se manifiesta, en odios, violencia, muerte, destrucción, poder, lujuria, control sobre el hombre, bajos instintos se mueven se mueven entre los hombres que comparados con la lepra son letales, el problema, es que hoy vivimos la cultura de la incredulidad y el razonamiento, que nos parece tan inverosímil que verdaderamente Jesús haya sanado a los 10 leprosos y menos entender porque uno regreso: Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.


Nuestra mente y nuestro corazón se cubre de velo para reconocer que Dios ha intervenido, es más fácil decir que un vicioso empedernido en las drogas tuvo fuerza de voluntad que decir: “que Dios le ayudo”, es más fácil darle mil gracias a un médico por la operación de un pariente o nuestra misma operación, que Dios haya intervenido. Los nuevos leprosos son incapaces de ir a san Juan de los Lagos a agradecer a la virgen porque piensan que es arcaico, que eso no es bueno, de tal modo que incluso los mismos cristianos son los primeros en dudar hasta de su mismo bautizo.

De ahí que un despreciado como un samaritano es el que tiene la visión del milagro, claro, él no tenía la obligación de ir al sacerdote pues no es judío, pero si se postra ante Jesús.

Jesús el extrañado con los modernos leprosos.

Acaso ¿no sucede lo mismo en navidad?. Ya Jesús no es el centro de esa navidad, es la cena, la reunión, la música, por eso a Jesús le extraña de su compatriotas: Jesús, tomó la palabra y dijo:
«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?». Se escucha a muchos modernos leprosos el no ser hipócritas, si no se acuerdan o se olvidan de Dios, ¿cómo ahora si hay que pedir a Dios cuando van a operar a alguien, o cuando va a entrar en a las quimios por problemas cáncer?, ¿no es hipocresía?

Sí, se han olvidado, tal vez fue mayor su alegría o cumplir con la ley para que fueran insertados en la sociedad, que ver que era milagro hecho por Jesús, así es el extraño paradigma que vive Jesús día a día con nosotros, más aunque estos se olvidan y el samaritano repulsivo por los judíos se acuerda, Jesús responde al hombre siempre con bien, no lo abandona a su suerte, muy probablemente eso “haga concha en el hombre y abuse de Dios”, pero Jesús va más allá de ese simple análisis: Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

Resumiendo:

-Es un buen pasaje para ver cómo anda nuestra relación con Dios.
-Podemos ver este pasaje como una oportunidad de regresar a la casa paterna.
-Puede ser oportunidad de pedir fe divina a Jesús.
-Es un buen momento para volver a agradecer.
-Oportunidad magnífica de retomar los sacramentos y sacudir la lepra del pecado.
-Romper esa cortina del moderno leproso.
-Rechazar el pensamiento de no ser hipócrita cuando se ha alejado olvidado de Dios.

Dice un dicho popular: “mientras hay vida, hay esperanza”, así nosotros, mientras hay vida podemos regresar a Dios, agradecer a Jesús todo el bien que hace día a día en nuestra familia, hogar, trabajo, actividades, con nuestros seres queridos, buen pasaje para postrarse ante Dios y volver a elevar nuestras súplicas y pedimentos.

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