Los signos que Jesús deja para creer en él Jn 21. 4-11.
Comentario al evangelio.
En estos cuarentas días previos a celebrar la fiesta de pentecostés, Jesús se va presentando a sus discípulos con pruebas de vida que muestran y demuestran “su resurrección”. En la primera semana a 10 discípulos les mostró “los signos que dejaron los clavos y la lanza”, es evidente como cita la escritura que al verlos los discípulos se alegaron ahora si de ver al Señor.
En la segunda semana se presenta de igual manera se presenta en el mismo lugar, pero ahora, Tomás es la clave para reafirmar los signos: “trae tu dedo y mételo en mi mano, mete tú mano en mi costado, no seas incrédulo y cree. La reacción de Tomás es signo de asombro, de comprobación, de vergüenza, de sinceridad, de humillación: “Señor mío y Dios mío.”
En esta tercera semana, Jesús se presenta a sus discípulos nuevamente: Jn 21:4 Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Sí, es el lago o mar de Tiberíades ahora el lugar donde se lleva la trama. Los discípulos están cansados toda la noche han intentado pescar algo, sí, hay días así que no se pesca nada y Jesús tiene contacto con ellos: Jn 21:5 Díceles Jesús: “Muchachos, ¿no tenéis nada que comer?” Le contestaron: “No.” Era común ya tener preparado el fuego para asar algunos peces que se pescaron, sin embargo, no se había tenido nada de certeza, ni mucho menos alegría de haber pescado algo, de hecho era también común asistir al mendigo, la pregunta no les causó extrañeza.
Un signo más de vida.
Jesús día a día nos da signos de su vida, pero “el hombre perchón” no tiene límite: regresa la salud de los enfermos, da trabajo, ilumina al estudiante en un examen, provee de dinero, libra de males, conduce por el buen camino, consigue novia, le hace ganar un juego, le da sentimientos positivos, lo llena de capacidades, le desarrolla virtudes, le da felicidad, etc., más el hombre no se siente satisfecho, hay un vacío de su vida, se siente incompleto aunque se diga que teniendo a Jesús el hombre está lleno.
Jesús en esta semana tercera les da un signo profundo, sabe Dios en su sabiduría todo, Jesús le regresa la respuesta: Jn 21:6 Él les dijo: “Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.” La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. Ante este signo reacciona Juan, Pedro está tan ocupando jalando la red y sorprendido a la vez por la cantidad de peces que siente que ha pescado, pero al oír a Juan decir eso, pedro reacciona más enérgicamente: Jn 21:7 El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: “Es el Señor”. Cuando Simón Pedro oyó “es el Señor”, se puso el vestido – pues estaba desnudo – y se lanzó al mar.
Los signos son en determinado momento, señales para creer. De tal modo se puede captar que los escribas y fariseos piden un signo hecho por Jesús para creerle, el signo lo quieren ver especialmente para ellos: Mt 12:38-39 Entonces le interpelaron algunos escribas y fariseos: “Maestro, queremos ver un signo hecho por ti.” Mas él les respondió: “¡Generación malvada y adúltera! Un signo pide, y no se le dará otro signo que el signo del profeta Jonás.
Insisto, día con día Jesús da signos de vida más no los vemos, tal vez uno quiera ver signos extraordinarios donde se vea el poder de Dios como lo hicieron los judíos: Mc 15:32 ¡El Cristo, el rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.” También le injuriaban los que con él estaban crucificados.
El problema de la cultura del razonamiento y de la comprobación.
El hombre con esta cultura ha quedado prisionero de su propia interpretación y de creer lo que otros según comprueban. La cultura del razonamiento lo esclaviza a una supuesta comprobación de los hechos, sin embargo, el mismo es incapaz de ser una persona creíble. Le pide signos a Jesús de su existencia, deshonra la palabra de Dios, duda de la Iglesia, entonces, ¿qué es válido para él?, lo peor, ¿quién lo certifica a él para pedir cuentas a Dios cuando es una persona sin capacidad moral?, o a un científico que solo cree en lo que él cree que tiene una razón, pero que es incapaz de explicar otras cosas de la vida.
¿Quién le puede dar poder de certificación a un hombre sin escrúpulos?, ¿quién le puede creer a un hombre ignorante en los campos de la ciencia, del arte, de la religión?, ¡menos en juzgar a Dios para justificar no practicar su fe!, así día a día el hombre escribe la historia que más le conviene. Distorsiona los hechos, manipula información, omite información altera acontecimientos, cambia el sentido de la palabra y de la realidad.
Los signos son para creer en él.
El evangelista es contundente cuando cita: Jn 21:14 Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos. San Pablo afirma que sería vana nuestra fe sí Jesús no hubiera resucitado, ante este pensamiento religioso, la fe nos dice: “cree”, más unos dicen que no somos borregos para aceptar todo, por ello, Jesús deja los signos para que no haya duda, en varias ocasiones en estos 40 días, ellos tenían miedo de preguntar si era Jesús, ya que no era el mismo en el físico que se glorificaba: Jn 21:12 Jesús les dice: “Venid y comed.” Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: “¿Quién eres tú?”, sabiendo que era el Señor.
Los sacramentos son signos y los ha dado Jesús, su palabra es signo y la ha dejado viva, su Espíritu santo es signo de la plenitud y él se mueve intensamente en la vida del hombre, nos ha dado a Dios signo de amor, es decir, los signos abundan.
Los retos finales del fiel.
Desearía amigo que Jesús se presentará y dijera: “soy Jesús”, quisiera usted hermano que al presentarse Jesús usará su poder para sacudir la naturaleza y creer. Puede ser que le urge que Jesús le hablé o le haga un milagro directo, o tal vez que Jesús despedace al hombre inteligente dejándolo en vergüenza, lo más sencillo mostrar la gloria o la división entre lo divino y lo material.
¿Qué le falta al fiel para entregarse a Jesús?, ¿signos?, basta lea el evangelio de San Juan y quedará “full”, en esta semana tercera basta ver el signo de la pesca y creer, recuerde, Pedro al ver la cantidad enorme de peces cuando Jesús le ordenó echar la red y el la echa en su nombre, ve la pesca milagrosa. Lo que le hace decir ante tal signo a Pedro es: “Apártate de mí Señor que soy un pecador”, para concluir: ¿qué diría usted ante estos signos?, ¿lo de Tomás?: “Señor mío y Dios mío”, o “Creo”, puede ser: “perdóname por dudar Señor. Haga evaluación de su fe sincera en Jesús y lo probable es que haya beneficios extraordinarios en la visión de Jesús.