Evangelio San Lucas 4,38-44. Miércoles 5 de Septiembre de 2018.
Misa votiva de San José.
“TAMBIÉN A LOS OTROS PUEBLOS TENGO QUE ANUNCIARLES EL REINO DE DIOS, PUES PARA ESTO HE SIDO ENVIADO”.
En aquel tiempo, Jesús salió de la sinagoga y entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron a Jesus que hiciera algo por ella. Jesús, de pie junto a ella, mandó con energía a la fiebre, y la fiebre desapareció.
Ella se levantó enseguida y se puso a servirles. Al meterse el sol, todos los que tenían enfermos se los llevaron a Jesús y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los fue curando de sus enfermedades. De muchos de ellos salían también demonios que gritaban: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”. Pero él les ordenaba enérgicamente que se callaran, porque sabían que él era el Mesías.
Al día siguiente se fue a un lugar solitario y la gente lo andaba buscando. Cuando lo encontraron, quisieron retenerlo, para que no se alejara de ellos; pero él les dijo: “También tengo que anunciarles el Reino de Dios a las otras ciudades, pues para eso he sido enviado”. Y se fue a predicar en las sinagogas de Judea.
PALABRA DEL SEÑOR.- GLORIA A TÍ, SEÑOR, JESÚS.
San José.
Se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México.