La asunción de María posibilidad de ir al cielo.
Mariología.
Entender lo referente a que María ha sido llevada en cuerpo y alma al cielo, renueva nuestra bella realidad que se pierde de repente por tanto humo: “ir al cielo”, meta que no se debe de olvidar por parte de los cristianos católicos. Pero implica, que también la credulidad del hombre lo vea posible. Van dos hombres, narra el A.T, Elías y Eliseo, los profetas saben que Elías va a ser arrebatado al cielo, ¿arrebatado?, ¿cómo será eso?; 2Re 2:11 Mientras ellos seguían conversando por el camino, los separó un carro de fuego con caballos de fuego, y Elías subió al cielo en el torbellino, vea como captó este momento el sagrado escritor.
Cuerpo y alma van a Dios, huesos, sangre, como los suyos y como de cualquier persona común y corriente. Esto lo podríamos creer ¿solo porque está escrito en la santa palabra de Dios?, pero ¿de dónde nace lo que el hagiógrafo escribió?
En el siglo V después de Cristo, oriente difundía la forma en que la madre de la segunda persona, la madre de nuestro Señor Jesús, “María”, había tenido su ascensión al cielo. No hay datos bíblicos sobre la muerte de la virgen María. Hay apócrifos sobre su vida, pero no sobre su muerte, en el siglo I su presencia todavía se narraba entre los apóstoles, se sobre entiende porque está implícito que la virgen María vivió con San Juan apóstol (Zebedeo), pero para sustentar tal afirmación basta leer la santa palabra: Hch 1:13-14 Cuando llegaron, subieron al piso superior donde se alojaban. Estaban Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago de Alfeo, Simón el Zelota y Judas de Santiago. Todos ellos, con algunas mujeres, la madre de Jesús y sus parientes, permanecían íntimamente unidos en la oración. Sin embargo ahondemos, esa tradición en oriente impacta fuertemente la vida de la Iglesia en el imperio romano, la fe divulgada por las comunidades a las del imperio romano.
La descripción de esa asunción es maravillosa, pero es acorde a lo narrado por San Lucas: Lc 1:28 Entró el ángel a donde estaba ella y le dijo: –Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Esa forma narrativa hacía alusión a que un ángel se presenta de nuevo y le anuncia que es el tiempo en que su hijo le llama y ella utiliza las mismas palabras de la anunciación como respuesta: Lc 1:38 Respondió María: –Yo soy la sierva del Señor: que se cumpla en mí tu palabra.
Muerte paso de todo hombre.
¿Cree usted que hubo intereses malsanos al darse a conocer la forma de como la virgen santísima llega al cielo?, hablamos del siglo V, recuerde que la figura central que se acepta es el cristianismo en Jesús, no en María. María vivió una vida santa, no hay duda y llena del elemento santificante: “llena del Espíritu santo”. Pero hay un elemento todavía más pleno y más creíble que lo de Elías. La tradición dice que al darle la noticia por parte del ángel ella entro en un sueño, ¡sí la virgen ha muerto!, lo extraordinario es que no se quedó en la muerte, Jesús la resucitó: Jn 6:44 Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré el último día. El último día terrenal de la virgen María y el primero e de la vida eterna. La tradición sigue narrando que al llevarla al sepulcro por parte de los discípulos viene lo extraordinario, se les aparen ángeles y toman el cuerpo de la virgen y suben al cielo ángeles y la virgen María, sí lo vemos fríamente, no se podría esperar menos de Jesús, ahora vea como la fe se alimentó de la primera generación de ahí su entrega total con esa visión grandiosa.
Pasa María por la muerte, como la vamos a tener todos, sin embargo, eso es lo que nos hace ver al cielo y alegrar el corazón para decir: “tengo posibilidad de ir al cielo”, el cuerpo de María en el cielo, no pasar por la corrupción, ¿cree que desde los primeros siglos de la Iglesia, está tramó lo de la virginidad, la inmaculada, ser madre de Dios y la asunción?, ¡para nada!
La madre que sigue amando aun en su asunción.
La santa virgen María tiene el gran gesto con los hombres, no solo pensó en su recompensa de la asunción y llenarse de suma alegría, sino al continuar la narración se dice que se desprende de la cinta que ceñía su túnica y se las deja a los discípulos como signo del continuo cuidado ahora por los hijos de Dios y la la santa Iglesia de nuestro Señor Jesús.
Observe como durante siglos la tradición se trasmitió de generación en generación, su amor de la virgen María por los hombres no está en duda, pero… la tradición pone los cimiento para que se escriba la palabra, el papa Pío XII lleno de ese Espíritu santo ve necesario se dogmatice y por ello, el 1 de noviembre del 1950 se oficializa la asunción de nuestra madre María.
Toda la confianza en el dogma de fe.
Los cuestionamientos de otras profesiones de fe, sobre las tradiciones que están fuera de la biblia que vive la Iglesia católica son cuantiosos, creemos que como cristianos la fe en la sola biblia lo es todo, se nos olvida que la tradición dio paso a la escritura, la salida de Egipto de los Israelitas se escribe en el siglo X antes de Cristo, pero más evidente es que hacía el siglo I se termina de escribir parte de los libros del A.T. que los mismo judíos no lo tiene como canónicos y estos hermanos de otras profesiones de fe, fuera de la palabra de Dios, los seculariza y les llama apócrifos, solo porque según los judíos no se escribieron en el lenguaje sagrado del hebreo, ilógico, pero los cita en su tradición como los macabeos que les dio respiro por un tiempo, ¿no es contradictorio?
Como católicos no debemos de pesar vivir nuestra fe porque una tradición lo dice, es que así Dios hace vivir la fe a las generaciones, sería ilógico la corrupción de María, ¡pero si murió!, la vida de María se vive en otro plano, de por sí ya es la llena de gracia, de por sí es la Madre de Dios segunda persona, de por sí estuvo en la cruz y paso los dolores no solo de vientre sino de la muerte de su hijo, vivió la resurrección de su hijo y se inundó del Espíritu santo desde su concepción.
Que su gracia de creer y aceptar las cosas de Dios como lo hizo la virgen María, la vivamos los católicos, dando nuestro “fiat” y alejando todas aquellas argumentaciones que no tienen nada de sustento para pedirnos cuenta de nuestra fe y quitarnos la posibilidad de creer en el cielo.