Tinieblas  que se vencen y se obtiene vida eterna San Juan 3, 14-21

Tinieblas que se vencen y se obtiene vida eterna San Juan 3, 14-21

Tinieblas que se vencen y se obtiene vida eterna San Juan 3, 14-21

Comentario al evangelio.


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En este tiempo de cuaresma la celebración eucarística se torna intensa conforme se acerca al momento culmen. La santa palabra se proclama y será el momento en que se anuncia que Jesús tiene que ser levantado para salvar a los hombres. En el plan de Dios y su amor a los hombre será la justificación de dar a su hijo único para que él que se atreva a creen en él, se tenga vida eterna. Para el comentario de está santa palabra se cita todo el texto y posteriormente se hará el comentario más pertinente:

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
–«Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas.

Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.»
La visita de Nicodemo a Jesús es determinante para la fe, Jesús le ofrece nacer de nuevo, para Nicodemo es incomprensible las palabras de Jesús, sin embargo el nacimiento en el espíritu santo es el más extraordinario que puede experimentar un hombre.
Podemos dividir el comentario en tres puntos: (1) Dando luz al A.T.; (2) un amor insuperable y (3) un juicio postergable.

1.- Dando luz al antiguo testamento.

Hay un momento en la vida de Israel, en el desierto, cansado el pueblo empieza murmurar contra Dios y moisés: Num 21:5 y habló contra Dios y contra Moisés:
-¿Por qué nos has sacado de Egipto, para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan insípido.

Dios tiene una reacción ante tal actitud del pueblo: Num 21:6 El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Este es el momento escenificado por el autor cuando intercede Moisés: Moisés rezó al Señor por el pueblo,
Num 21:8-19 y el Señor le respondió: –Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla. Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

Ahora Jesús será levantado en la cruz y salvará a los hombres que crean en él y abierta la salvación general al que crea: –Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.

Es una afirmación que se da de una buena vez y se renueva constantemente al paso de las generaciones porque lo que lo garantiza es la sangre de Jesús. Sí al israelita le hizo bien ver una figura de serpiente, ¿qué será ver en la cruz a Jesús?, ¿qué será de resultado creer en las palabras santas?; cada hombre y mujer que se abraza a Jesús abre un infinito camino hacía la salvación y experimentar en carne propia el momento de una salvación cercana.

2.-Un amor insuperable.

San Juan deja la exclamación más hermosa como preámbulo del infinito amor de Dios: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.

De este versículo podríamos escribir varias cuartillas sin agotar para nada su contenido. Si cada hombre que escucha está verdad eterna se pusiera su nombre creo que se volvería loco de alegría: Tanto amó Dios a Guillermo, Felipe, Matías, María, Guadalupe, etc. Que le entregó a su hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él (Guillermo, Felipe, Matías, María, Guadalupe, etc.), sino que tengan vida eterna.

Sí hacemos nuestra la palabra, actualizándola en nuestra realidad, experimentaremos que hay un verdadero efecto que nos llega directo al corazón, a la mente, pero sí la seguimos solo escuchando, no pasará de ser una buena utopía.
El evangelista San Juan nos aclara cual es el fin, el objetivo, la misión de la aparición de Jesús en nuestras vidas: Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

Cuando Juan hijo de Zebedeo deja bien claro lo que es Dios se estremece el cuerpo, la mente se perturba de una felicidad absoluta: 1Jn 4:8 Quien no ama no ha conocido a Dios, ya que Dios es amor.

La calidad ni lo que es dios se pone en duda, la cuestión es asimilar la verdad y vivirla amado.

3.- Un juicio postergable.

La historia de Israel es muy semejante a la nuestra, muchos creyeron y garantizaron la efectividad de la buena nueva, sin embargo al contrario, otros no creyeron aunque había suficientes pruebas, más no querían que fuera de esa manera la salvación. Hay una enorme responsabilidad de los dirigentes que negaron la salvación para ellos y para otros: El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

Estos líderes aferrados a su visión liberadora por medio de la rebelión cayeron en las tres revueltas y se “dispersaron”. Hoy el hombre puede frenar el juicio de condena sí se reflexiona y profundiza en las realidades: El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas.

Jesús viene a romper las tinieblas tan densas que n o permiten a los hombres ver con claridad y a romper las barreras del silencio que ahoga la escucha de salvación. Sabemos que el mal a infestado el corazón de muchos hombres y mujeres y abiertas más aun, a seguir hundiéndose, el santo San Martín de Porres decía: que no había hombres malos sino equivocados en lo que conciben: Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.

Esa es la grandeza de este tiempo del kairos de Dios, invitando a salir de esa perdición y ayudando a encontrar el camino. No basta con invitar a salir de las tinieblas sino conducirlos a la luz: En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

El juicio de una condena se puede postergar, se puede cambiar el destino tomando una decisión de regresar a Dios, “ya se me levantaré e iré a mi padre”. Todo tiene solución mientras hay vida.

Conclusión.

Aunque las tinieblas pueden ser tan profundas y verse envuelto en la enemistad con Dios, un poco luz puede ser el inicio de todo: “ver a Jesús crucificado puede ser el momento culmen de reconocer que ha muerto y resucitado por mí.

El que el Padre me haya dado a su hijo es la oportunidad clara de salir de las tinieblas. Su amor es mi plataforma para volar hacía una mejor vida.

La luz vence las tinieblas y ahuyentan equivocaciones. La luz determina el estado del bien y de la consciencia. Un poco cambia el entorno y libera de las cadenas invisibles de la nada.

Es una oportunidad de empezar a obtener la vida eterna que se hace realidad para quien lo desea.

¡Felicidades!

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