“Del tremendo ardor del fuego del purgatorio se levanta un lamento a Tu misericordia. Y reciben consuelo, alivio y refrigerio en el torrente de sangre y Agua derramado”
De los Padres Marianos de la Inmaculada Concepción.
Nuestro amor por Cristo y el prójimo, el cual nos debería guiar en nuestras vidas, nos exhorta a orar por las almas que sufren en el purgatorio. Una piadosa conmemoración de los que han fallecido es dirigir nuestros pensamientos hacia la eternidad abriéndonos un nuevo camino hacia la eternidad abriéndonos un nuevo camino hacia el cielo, donde no habrá muerte, sufrimiento ni dificultades. La presencia de los santos en el cielo es evidencia que el amor ha vencido la muerte y le ha devuelto a la humanidad el regalo de vida eterna, la expresión perfecta de la vida y el amor de Dios. “Jesús}, como el gran intercesor que expía por nosotros, se revelara plenamente al final de nuestra vida, cuando se manifieste con el ofrecimiento de misericordia, pero también con el juicio inevitable para quien rechaza el amor y el perdón del Padre.” (Juan Pablo II, 4 de agosto de 1999)
Cuando oramos por los que han fallecido u ofrecemos nuestras buenas obras y actos de arrepentimiento por ellos, deseamos que ellos sean liberados del sufrimiento en el purgatorio, ya que “así como en la vida terrena los creyentes están unidos entre sí en el único Cuerpo místico, así también después de la muerte los que viven en estado de purificación experimentan la misma solidaridad eclesial que actúa en la oración, en los sufragios y en la caridad de los demás hermanos en la fe. La purificación se realiza en el vinculo esencial que se crea entre quienes viven la vida del tiempo presente y quienes ya gozan de la bienaventuranza eterna.” (Juan Pablo II, 4 de agosto de 1999)
En espíritu de nuestro llamado Mariano, exhortamos a todas las personas a orar y hacer sacrificio por las almas que sufren en el purgatorio.
El Fundador de la Orden Mariana, el Beato Estanislao Papczynsky (1631-1701) con frecuencia se encerraba en su celda del monasterio, sin comer ni beber, orando solamente por las almas de los que han fallecido, sacrificándose por ellos.
Él no solo animaba a sus hijos espirituales, los Padres Marianos, a orar y hacer sacrificio por las almas del Purgatorio sino que se los exigía. Incluso, todavía seguimos aplicando este llamado del Fundador en nuestras vidas. “hermanos, oren por las almas en el purgatorio, porque ellas sufren terribles tormentos.” Hoy en día, estas palabras aun son un fuerte llamado a nuestra misericordia y nuestras oraciones por las intenciones de nuestros hermanos y hermanas quienes han partido a la eternidad, generalmente en trágicas circunstancias.
Las oraciones tratan de incitar el espíritu de oración por las almas que sufren en el purgatorio.
Oración para cada día
oh Señor, escucha mi oración.
Y llegue a Ti mi clamor.
Oh Dios, Creador y Redentor de todos los fieles, concede a las almas de Tus siervos y siervas, la remisión de todos sus pecados, a fin de que con nuestra s suplicas piadosas puedan obtener ese perdón que siempre han deseado; Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Lunes
¡Oh Señor y Dios Omnipotente! Yo te suplico por la Preciosa Sangre que Tu Santísimo Hijo derramó con los crueles azotes que recibiera, que liberes las almas del Purgatorio, y en particular las que están próximas a subir al eterno descanso, para que así empiecen cuanto antes a alabarte y bendecirte eternamente.