Estrategias que no pasan de moda.
Ascética.
Sí, con el día simbólico del amor y de la amistad, este año litúrgico también empezó el tiempo de cuaresma, 40 días de preparación para adentrarme en la verdad eterna de la salvación en Cristo Jesús. La exhortación de la Iglesia a preparar alma, cuerpo y espíritu es una constante. Alienta la Iglesia al fiel a entrar en ese tiempo de preparación ardua, las estrategias que la Iglesia ha usado no están de desuso, quizá este año y no es porque no pueda, Jesús toque muchos corazones y con ello una renovación en Cristo Jesús de su Iglesia. La pregunta que vale la pena responder sería: ¿tiene algún plan o programa de preparación para estos 40 días de cuaresma, antes de vivir el gran momento de la salvación?
Lo primero será construir nuestras bases donde vamos asentar nuestra preparación, Israel fue llevado al desierto y durante cuarenta años fue forjado, ahí lejos de todas las tentaciones de las costumbres de los otros pueblos, pero a la vez con muchas carencias que incluso pudieron ser más duras que las tentaciones, Israel experimentó una teocracia por bastante tiempo, no fue fácil, lo sabemos, muchos israelitas desesperados padecieron, renegaron y también la primera generación muere, se podría decir que fueron cernidos; hoy la mejor manera de empezar, es poner nuestras bases, la enseñanza de nuestro mayores, padres, abuelos, sacerdotes, alejarnos como a un desierto, lejos de la cultura que distorsiona la preparación, la estrategia funciona y garantiza resultados alentadores.
Cultura anti-salvación.
-“Dios quiere que no ayunes, que se ayune de no comer prójimo”.
-“Dios no necesita dinero, necesita conversión, si tú das 2 0 3 pesos es suficiente”.
-“Jesús comprende que no tienes tiempo de orar, con 5 minutos basta”.
-“Dios manda amar al prójimo, con amar a tú familia has cumplido”.
-“Dios tiene obligación de salvarte”.
-“Con solo creer en Cristo te salvarás, no necesitas Iglesia”.
Así se podría ir citando una serie de frases que aparentemente tienen razón en sentido común, que son inofensivas para la fe y que son de una práctica muy dura ya en el sentido llano del significado, pero, ¿qué sucede al contacto con la mentalidad cristiana?, puede suscitar varios riesgos: (1) un aligeramiento de la fe; (2) una práctica de fe todavía más laza; (3) desligamiento de la Iglesia y de las comunidades; (4) perder el sentido de la salvación; (5) confundir al verdadero cristianismo; (6) erradicar el sentido de la cuaresma y salvación. Entre muchas consecuencias más desde luego.
Estrategias con los básicos.
Las prácticas que la Iglesia, la piedad, perfección cristiana, sugieren como primera base, 4 elementos que son indispensables en la primera etapa:
1.-Ayuno.
2.-Oración.
3.-Mortificación.
4.-Limosna.
Es un error pensar que el ayuno no sirve de nada, al contrario, en su práctica simple, es un excelente medio para lograr controlar los instintos primarios, si le agregamos otros elementos podemos, todavía apuntalar ese dominio del cuerpo, poniendo en práctica estos dos elementos se puede complementar de mejor manera la intención del ayuno:
A.-Abstinencia.
B.-Castidad.
Sí vemos este panorama, ahora se puede abstener de una cosa que nos guste mucho o de algún placer sexual, nos podríamos preguntar: ¿qué objeto tiene?, ¡mucho!, imagine un poco: un hombre acostumbrado a tener casi diario relaciones sexuales con su pareja o esposa y por “X” circunstancia se suscita que por una año no va a poder tener sexo con ella, ¿qué pasará con este hombre?, ¿cuánto puede aguantar sí nunca se ha negado el no tener relaciones?, ¿buscar sexo con alguien más o acciones como masturbación u otras prácticas con su pareja?, puede ser que le parezca tonto el planteamiento, pero por ejemplo: alguien le pide oración por un enfermo que va a recibir su primera quimio, ¿cree que orar es suficiente?, acaso ,¿no podría ofrecer algo más?, por ejemplo: no usar el celular por 4 horas, ¡se está absteniendo!, para que le vaya bien y tenga oportunidad de soportar las terribles quimios?; o vamos a un caso real: ¿cuánto puede aguantar un adicto sin la droga?, la abstinencia, el ayuno le fortalecerán la voluntad, tendrá mejor oportunidad de poder abandonar las drogas, pero no lo hará si complace al cuerpo cada que necesite la droga.
Cuando aquel hombre tiene prácticas de ayuno, abstinencia y castidad e incluso celibato, puede tener más decidida su voluntad y su inteligencia tiene mayor seguridad de poder dominar las potencias menores.
Potencias menores, la oración y mortificación.
Dios nos ha dado dos tipos de potencias en nuestra vida: (1) las superiores y (2) las inferiores. Un hombre sano es aquel que tiene un equilibrio entre estas dos potencias; las potencias superiores son la inteligencia y la voluntad, cuando estás predominan en las acciones, el hombre es más sobrio, prudente, justo, pero… puede generar también hombres muy fríos, por lo que Dios pone el sentido común, la memoria, el afecto, la imaginación para poder ser más expresivos de sus emociones, más cuando las inferiores rigen el hombre es muy carnal, materialista, por eso, sí estas dominan, la oración y mortificación ayuda a que las superiores se impongan sobre las inferiores, sí las inferiores rigen la vida del hombre ese hombre es más pasional, más sentimental, más emotivo, será invadido por sus emociones, sentimientos criterios, excitaciones, etc.
La mortificación hace que se rinda a la voluntad, hace que ceda ante la inteligencia y el plan espiritual prevalece sobre el corpóreo, la oración fortalece el espíritu y esa comunicación con Dios le hace ir más lejos que el corpóreo, de igual manera la mortificación, esos sacrificios, físicos y hasta la lucha mental, ayudan a mantener un equilibrio de sus deseos, por lo que la practica como tal es de gran ayuda.
El desapego, la lucha de lo material y espiritual.
En este orden de ideas, la limosna genera un desprendimiento de la parte material, pero lo que hace efectiva está práctica es lo que hay detrás de ella que es la caridad, aunque se podría decir que es muy poco el desapego por la cantidad dada, se puede tener un enrome cariño al prójimo sí decidimos darle, compartirle algo nuestro, sí se decide experimenta ahora con la doble parte limosna-caridad, su práctica tiene un nivel más digno, su experiencia será mayor, ya no dolió tanto, sino que experimento un sentimiento hacía el hermano que quizá no había sentido.
El apego es una cadena gruesa que nos esclaviza, así es el desapego: una liberación: ¿cuánto amamos a un ser querido que no estamos dispuestos a perderlo?, ¿se fija cuanta gente sufre cuando muere un ser amado?, no es que no deba de sufrir o sentir, es que el hecho de sentirse sin él, le causa un tremendo impacto, un encontronazo de emociones o el amor desmesurado al dinero que lo aleja de familia, de disfrutar el mismo dinero por tal de acapararlo; hace muchos años escuche la expresión de un hombre cuando el sacerdote les pedía apoyo para una fiesta patronal, aquel hombre molesto se expresó: ¡trabaje, yo no le doy nada!, este hombre murió a los 45 después, dejo un colchón repleto de dinero, ropa nueva que nunca usó, cuartos de su casa que estaban tétricos por no repararlos por el amor al dinero, aunque parece extremo, así es cuando somos incapaces de dar algo a un hermano que no le da beneficios materiales.
Pregunta retórica: ¿por qué quitar estos medios de santificación?
Muy breve fue como se tocaron unos puntos sobre el beneficios de estas herramientas que Dios da para la perfección y santificación cristiana, pero cuando un corazón se prepara de este modo podemos valorar las prácticas que nos fortalecen en lugar de la cultura light anti salvación.
La gente que evita cualquier sacrificio, mortificación desprendimiento, abstinencia, son como como cita el libro de la sabiduría. A nosotros nos instruyes azotando mil veces a nuestros enemigos, para que nosotros, a la hora de juzgar pensemos en tu benevolencia y cuando nos toque ser juzgados esperemos misericordia. A los necios que vivieron una vida depravada los torturaste con sus propios ídolos. Sab 12, 22-23.
Las estrategias que desde siempre ha usado la santa Iglesia y nuestros ancestro dieron santos, hoy pueden dar el mismo resultado, es cuestión de práctica y de fe. No son prácticas descabelladas e incluso muchas los mismos hombres o doctores las sugieren, o por conveniencia las practicamos por necesidad.
La mejor estrategia es practicarlas y tenerlas como estrategia central para nuestra santificación y perfección cristiana. No es que hayan pasado de moda, es que gente para no practicarlas las hace pasadas de moda, practicas serán siempre moda en todo tiempo.