“DIGAN AQUÍ Y AHORA A QUIÉN QUIEREN SERVIR”.
En aquellos días, habló Josué al pueblo y les dijo: Ahora, pues, teman a Yavé! ¡Sírvanle con sinceridad y fidelidad! ¡Eliminen los dioses a los que sus padres sirvieron tanto más allá del Río como en Egipto, y sirvan a Yavé!
Pero si no quieren servir a Yavé, elijan ahora a quién servirán: o bien a los dioses a los que sus padres sirvieron más allá del Río, o bien a los dioses de los amoreos en el país donde viven. Lo que es yo y mi familia serviremos a Yavé”.
Jos 24:16 El pueblo respondió: “Por ningún motivo abandonaremos a Yavé para servir a otros dioses,
porque Yavé nuestro Dios fue quien nos hizo subir con nuestros padres desde Egipto, ( ) y nos protegió a lo largo del camino por donde íbamos, y en medio de todos los pueblos por donde pasábamos.
Yavé fue quien expulsó delante de nosotros a todos esos pueblos como también a los amoreos que vivían en este país. Serviremos pues a Yavé, él es nuestro Dios”.
Entonces Josué dijo al pueblo: “¿Podrán ustedes servir a Yavé? porque es un Dios santo, un Dios celoso; El no perdonaría las infidelidades y los pecados de ustedes.
Si abandonan a Yavé para servir a dioses extranjeros, él también cambiará: les hará el mal y los exterminará después de haberles hecho el bien”.
El pueblo dijo a Josué: “¡De ninguna manera! ¡Serviremos a Yavé!”
Entonces Josué les dijo: “Ustedes mismos son testigos que han escogido a Yavé y quieren servirlo”. Le respondieron: “Somos testigos”.
Pues bien, dijo José, boten ahora los dioses extranjeros que tienen entre ustedes y vuelvan su corazón hacia Yavé, el Dios de Israel.
El pueblo dijo a Josué: “Nosotros serviremos a Yavé y haremos caso a su palabra”.
Ese día estableció Josué una alianza con el pueblo, le impuso un estatuto y una regla en Siquem.
Escribió todas esas palabras en el libro de la Ley de Dios. Tomó una gran piedra y la puso debajo de la Encina que estaba en el santuario de Yavé.
Josué dijo entonces al pueblo: “Esta piedra atestiguará en contra de ustedes, porque escuchó todas las palabras que Yavé pronunció delante de nosotros. Servirá como testigo en contra de ustedes, para impedirles que renieguen de su Dios”.
Después Josué mandó de vuelta al pueblo, a cada uno a su posesión.
Josué, hijo de Nun, servidor de Yavé, murió después de eso, a la edad de ciento diez años.
PALABRA DE DIOS.- TE ALABAMOS, SEÑOR.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística.