Dios no dejara de sembrar semillas en el hombre Mt 13, 1-23
Comentario al evangelio.
Uno de los pasajes más efectivos en el evangelio según San Mateo es el que este domingo nos tiene la liturgia de la palabra en la sagrada eucaristía: “la parábola del sembrador”. La inspiración de captar las palabras precisas de Jesús y compartirlas con unos hombres y mujeres de un siglo XXI que tienen oídos, ojos, pero que muchas veces parece que no cumplen su función, sin embargo Dios no dejará de sembrar. Para el comentario de este pasaje, vamos a citar solo versos del 1-9 y posteriormente hacer nuestro comentario:
Mt 13,1 Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago.
Mt 13:2 Se reunió junto a él una gran multitud, así que él subió a una barca y se sentó, mientras la multitud estaba de pie en la orilla.
Mt 13:3 Les explicó muchas cosas con parábolas: –Salió un sembrador a sembrar.
Mt 13:4 Al sembrar, unas semillas cayeron junto al camino, vinieron las aves y se las comieron.
Mt 13:5 Otras cayeron en terreno pedregoso con poca tierra. Al faltarles profundidad brotaron enseguida;
Mt 13:6 pero, al salir el sol se marchitaron, y como no tenían raíces se secaron.
Mt 13:7 Otras cayeron entre espinos: crecieron los espinos y las ahogaron.
Mt 13:8 Otras cayeron en tierra fértil y dieron fruto: unas ciento, otras sesenta, otras treinta.
Mt 13:9 El que tenga oídos que escuche.
De antemano no, citamos los versículos del 10-23 por cuestiones de que nos queremos enfocar únicamente a estos versículos que nos abren un enorme panorama de subtemas que contiene la parábola, hoy no se tratará por estructura delimitando sino por temas. Por otro lado quisiéramos agregar el significado de parábola en el sentido literario para poder expresar lo que se ha preparado: La parábola designa una forma literaria que consiste en un relato figurado del cual, por analogía o semejanza, se deriva una enseñanza relativa a un tema que no es el explícito. Es en esencia, un relato simbólico o una comparación basada en una observación verosímil. (Según la wikipedía).
En parábolas.
Según el mismo evangelio, los fariseos, escribas, eruditos y dirigentes en general, buscaban el momento de sorprender a Jesús hablando contra alguna de las instituciones de Israel (blasfemia) y acusarle, de manera que lo puedan aprender, para esto, Jesús cambia su forma de predicar y ahora se dedica a narrar estos relatos figurados, pero, representan para él una situación concreta, pero a la gente les puede representar otro tema implícito, de tal, de la parábola se sacará una gran enseñanza.
Todo el evangelio en general contiene este tipo de género literario, que de manera preciosa Jesús utilizaba explotando la intelectualidad de los oyentes al finalizar diciendo: 9 El que tenga oídos que escuche. Se refiere al arte de oír, si se tiene oído lo menos que se utiliza es para oír. ¿Hay que interpretar la parábola?, porque según dicen muchos cristianos católicos, que se interpreta según lo que se entiende y el protestantismos utiliza el principio de libre interpretación, sí fuera de este modo entonces, seguro que Jesús tiene razón de re-criminar nuestro torpe oído.
La palabra de Dios.
La palabra de Dios decimos que es viva y eficaz cf. Heb 4, 12, pero ahora a través del Hijo Dios revela una nueva necesidad de la humanidad, salvación cf. Heb 1,2; para el judío Dios les hablo desde el Sinaí con grandes manifestaciones cf 19, 16-20 y posteriormente en el capítulo 20, 1ss, el mismo Jesús asevera que el que lo ama cumplirá sus palabras. Jesús ha salido de su casa y entendemos que cuando llego a Cafarnaúm habitó una pequeña casa, muchos críticos piensan que vivió en las casa de sus discípulos, Juan dice que tenía una casa cf. Jn 1, 37-39, la gente no se acercó a saber cómo estaba, o a saludarlo, sino más bien, para “escucharle”: 3 Les explicó muchas cosas con parábolas.
La palabra de Dios golpea conciencias porque la tercera persona de la Trinidad les recuerda como dijo Jesús: Jn 14:26 El Defensor, el Espíritu Santo que enviará el Padre en mi nombre, les enseñará todo y les recordará todo lo que [yo] les he dicho. Por otro lado, golpea como martillo a los corazones y calienta a los fríos: Jer 23:29 ¿No es mi palabra fuego –oráculo del Señor– o martillo que tritura la piedra?¸a fin de cuentas: ¿qué quiere decir todas estas citas?, pues, de lo que se trata es un sembrador de la palabra de Dios, un predicador, un maestro. El mismo Dios que se revela por medio de su palabra.
El sembrador.
Jesús trae a contexto el trabajo un personaje de la vida agrícola que va echando la semilla, en tiempo de Jesús, era contraria la manera de como sembrar. Primero echaban o dejaban caer la semilla a la tierra, es decir la sembraban y en segundo lugar, araban la tierra, los surcos, pero este sembrador no siembra una semilla de trigo, sino siembra la palabra de Dios, pero de ahí la parábola que la asemeja a lo que hace un sembrador.
—La semilla que cae, pero que no se va tapando, sino que ha quedado visible, nos remontamos a la santa misa al momento del sermón. El sacerdote nos predica la palabra, se puede decir hoy en día que hay sacerdote que se percibe que no preparan su homilía y es imposible que se quede la semilla (palabra), pero una gran cantidad si lo hace. Los fieles la escuchamos, sería la tierra, e imagine ahora, la actitud de aquel que solo está por cumplir, que con desgano participa, que está su pensamiento en otro lugar, que se pelea internamente con lo que predica el sacerdote, es una semilla que al caer llegan los pájaros y se la comen.
Jesús explica el significado de la parábola en San Marcos, cita: “que el diablo viene y les arranca la palabra. El diablo no permite en muchos católicos que se conviertan, que intenten salir de sus vidas estériles, de su pobreza mental, de su mediocridad, nos decían las mamas de antaño que la palabra entraba por un oído y salía por el otro.
Mucha gente no le gusta que se mencione al diablo, pero es peor, sí dicen que cada uno es responsable de sus vidas, porque si no fuera el diablo entonces tendría que aceptar que muchos hombres abiertamente rechazan la palabra de Dios.
—5 Otras cayeron en terreno pedregoso con poca tierra. Al faltarles profundidad brotaron enseguida. Recuerdo que hace varios años, el papá de un amigo que les daba una vida de “perros”, gritos, golpes, violencia intrafamiliar etc.; en una confirmación de su más pequeño, el predicador, tocó puntos decisivos que describían su vida y la de su familia, avergonzado, pidió perdón a su hijo y a la madre que era la más agredida, fue una semana maravillosa, pero al entrar tantito alcohol a sus venas, se transformó y regreso a su vida anterior y al maltrato.
La palabra había tenido efecto, intentó cambiar, experimentó otra etapa, pero tenía un problema: “no tenía raíz”, solo fue un intento humano de él, no había empezado su conversión, parecía que brotaba una nueva vida, pero se calcinó, era terreno pedregoso, brotó muy rápido, pero no tenía de donde agarrarse. Así pasa con muchos, hacen intentos de cambiar, parece que sí pueden, pero no hay que respalde ese cambio.
—7 Otras cayeron entre espinos: crecieron los espinos y las ahogaron. La vida en Cristo es un camino maravilloso, pero exige constancia, transformación, conversión, limpiar el corazón, los abrojos y espinos, según estudiosos de la geografía en Israel decían que llegaban a crecer has metro con 15 centímetros, según llegan ahogar al trigo, similar a la cizaña que tiene otras características.
La vida en Jesús requiere constancia, en muchos católicos su problema es: “las cosas diaria de su vida los ahoga”: el trabajo, el dinero, los hijos, la familia, su sexualidad, la salud, el status, sus enfermedades, las relaciones interpersonales, la escuela etc.; muchos católicos se integran a la Iglesia, se evangelizan, empiezan su ministerio, su formación, pero… de repente: ya no ando, hay otras prioridades, me aburrí, vi muchas cosas que no me gustaron, etc.
La palabra de Jesús pasó a un segundo término, se ahogo muy pronto su fe, el Señorío de Jesús ya no brilló, la parte material pudo más que lo espiritual y la confianza en lo material hizo a un lado a Jesús. Decía una santa: “que lastima que digan que es muy radical amar a Dios sobre todas las cosas”.
—8 Otras cayeron en tierra fértil y dieron fruto: unas ciento, otras sesenta, otras treinta. En un retiro donde se anuncia la salvación, (kerigmático) una regla era que un 70% salía tocado verdaderamente por Dios, el encuentro con Jesús, los había transformado, hoy es todo lo contrario: el 30% sale tocado y un 70% ve imposible seguir a Jesús porque tiene muchos problemas, porque vive bien sin Jesús, porque él piensa que es un buen hombre etc.
Lo más elogioso es que aun con ese 30%, Jesús logra que se multiplique al 100%, esos hombres y mujeres escucharon y aceptaron la palabra de Jesús, sus frutos de adhesión son fenomenales, magníficos, su servicio a los hermanos y por su ejemplo otro llegará.
Conclusiones.
Si aplicamos fríamente máximas concluiríamos: “cada quien es responsable de escuchar o no la palabra de Jesús”, pero sabemos que esa palabra va ser proclamada siempre desde las azoteas cf Mt 10, 27. Siempre Dios sembrará su palabra y cada hombre abrirá o cerrará sus oídos.
La predicación de la palabra nunca debe de cesar, podemos ver en un juicio humano que no se ven frutos, sin embargo, la obra transformadora es del Espíritu santo que presenta a Jesús en los corazones de los hombres y cada corazón reacciona según su amor a Jesús.
Debemos orar para que el Espíritu santo nos abra los oídos para escuchar y aceptar la palabra de Dios.
Por último, advertidos oremos a Dios nos haga pasar los tragos amargos en él para aguantar el camino largo de la salvación y que las cosas de la vida no nos aleje de la salvación.