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“TOBIT SEGUÍA EL CAMINO DEL BIEN”.
Yo, Tobit, he andado siempre por los caminos de la verdad. He hecho el bien todos los días de mi vida. He dado muchas limosnas a mis hermanos y a aquellos de mi pueblo que fueron llevados junto conmigo a Nínive, en el país de los Asirios.
Bajo el reinado de Asarjadón, volví pues a mi casa y me reuní con mi mujer Ana y con mi hijo Tobías. Para la fiesta de Pentecostés, la fiesta de las Semanas, se hace una gran cena. Me recosté para comer, me acercaron la mesa con muchos platos.
Dije entonces a mi hijo Tobías: «¡Hijo mío, anda a ver si encuentras entre nuestros hermanos exiliados en Nínive a algún pobre que se acuerde de Dios con todo su corazón, y tráemelo para que comparta conmigo esta comida. Te esperaré, hijo, hasta que regreses!”
Salió Tobías en busca de un pobre entre nuestros hermanos, y al regresar dijo: «Papá, acaban de asesinar a uno de nuestra raza. Lo estrangularon, lo dejaron tendido en la plaza del mercado y allí está todavía».
Dejé mi comida sin tocarla siquiera; de un salto saqué al hombre de la plaza y lo dejé en una pieza esperando la puesta del sol para enterrarlo.
Luego regresé, me lavé y comí mi pan en medio de lágrimas.
Me acordé de las palabras del profeta Amós, con respecto a Betel: «Sus fiestas se transformarán en luto y todos sus cantos en lamentaciones».
Lloré y cuando se entró el sol, fui a hacer un hoyo y lo enterré.
Mis vecinos decían burlándose: «¿Y todavía no tiene miedo? ¡Ya tuvo que huir una vez, y de nuevo entierra a los muertos!»
PALABRA DE DIOS.- TE ALABAMOS, SEÑOR
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México.
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