Pentecostés para todo el que cree. Jn 14, 15-21
Comentario al evangelio.
Estamos entrando en la sexta semana del tiempo de pascua, una intensa actividad se empieza a desarrollar dentro de la Iglesia: “los preparativos para vivir pentecostés”. El pueblo judío primeramente celebraba una fiesta agrícola, el regreso de Babilonia hizo que se le diera un nuevo significado y el judaísmo se implantaba en los israelitas venidos de la deportación, ahora, entronizaban la ley, mientras que Jesús prometía la llegada del paráclito, dando un giro en los cristianos judeo-cristianos. Para desarrollar el comentario citamos todo el contenido y posteriormente se hará el comentario más relevante:
Jn 14, 15 Si me aman, cumplirán mis mandamientos;
Jn 14:16 y yo pediré al Padre que les envíe otro Defensor que esté siempre con ustedes:
Jn 14:17 el Espíritu de la verdad, que el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes.
Jn 14:18 No los dejo huérfanos, volveré a visitarlos.
Joh 14:19 Dentro de poco el mundo ya no me verá; ustedes, en cambio, me verán, porque yo vivo y ustedes vivirán.
Jn 14:20 Aquel día comprenderán que yo estoy en el Padre y ustedes en mí y yo en ustedes.
Jn 14:21 Quien recibe y cumple mis mandamientos, ése sí que me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él.
Las palabras penetrantes de Jesús a sus discípulos, nos hace ver que la llegada del paráclito no será para todos aunque los otros verán las maravillas, la plenitud de la fuerza de YHWH, ahora como persona, será un reto para la mentalidad reinante, aunque los discípulos van siendo en su espíritu. Podemos dividir el hecho en una estructura de 3 partes bien notadas: (1) 15 y 21 El amor en práctica a Jesús; (2) 16 y 17 el defensor y (3) 18-20 El padre y Yo.
El amor en práctica a Jesús 15-21.
La estructura de estás palabras tan profundas abren y cierran con una condicionante: “si me aman”, llegó el tiempo de demostrarlo en la práctica el amor a Jesús, cuestión que hoy nos da una bofetada, porque nos falta practicar el amor a Jesús, de ahí que todo nuestro actuar este en tela de juicio y sí se agrega: “Quien recibe”, se complica más. ¿Cuántas veces su papá o mamá le dijo que tenía que amar a Jesús?, ¿le dijo alguien que con su conducta usted demostraba que amaba a Jesús?, ¿hay algo en su interior que le lleva a Jesús para amarlo?, ¿se acuerda de su bautismo, confirmación y primera comunión para que servían?
La moda de que Dios lo ama.
El gran problema en que muchos católicos están viviendo, es que ya saben que Dios les ama, aunque no sea experimental dan la opción de que lo ama o quizá le permita más el abuso de pecar porque sí lo ama, perdona más los pecados. La vacuna de ese amor inmenso, incalculable hacía el hombre de parte de Dios, ha originado que el hombre se relaje y observe una conducta patética, ciertamente, una gran multitud de católicos no saben que Dios les ama, probablemente la nueva evangelización los alcance y tengan ese “don”, pero, el problema es que por esa relajación no corresponden a amar a Jesús, como que no sienten la necesidad de amarlo, alguien puede objetar y decir: ¿cómo lo amo?, “no lo veo”, ¿cómo abrazar a un espíritu?, Jesús conoce al hombre y les da la manera más fácil de demostrar el amor a Jesús: “cumplirán mis mandamientos” y “Quien recibe y cumple mis mandamientos”, sencillo, ¿no?, la práctica a Jesús sería la respuesta, se realiza poniendo en práctica el catolicismo, las enseñanzas de la santa palabra y la inserción a la Iglesia, pues es su Iglesia, sería absurdo no querer nada con la Iglesia, es como andar poniendo en práctica los mandamientos en todos lados de forma altruista, sin orden y sujeto a su juicio, criterio, formación, ¿cómo saber que está haciendo lo correcto?
El defensor V. 16-17.
La práctica de las enseñanzas de Jesús tiene un resultado positivo: “tener el Espíritu santo en su vida” para poder cumplir los mandamientos, ¡todo lo que el hombre puede desear! Es el paráclito, o abogado, o defensor, el consolador y es muy sencillo entender estos términos, Jesús cita: 16 y yo pediré al Padre que les envíe otro Defensor que esté siempre con ustedes. ¿Para qué un defensor?, ¿sabe?, una persona que se encuentra con Jesús ya no vuelve a ser el mismo, sin embargo, el mundo está presto para tomarlo en sus garras sutiles, quiere borrar de su mente ese encuentro.
El espíritu santo hace el “papel de defensor”, “de abogado” será cuando lo saqué de las dificultades de la vida, donde tiene que discernir su comportamiento, pero más, para dar testimonio de Jesús, le enseñará a no avergonzarse de Jesús y tener una conducta fiel, el problema o detalle es que este Espíritu santo, “no robotiza”, ni priva de la libertad, Jesús lo envía porque será el que los consuele y él que constantemente les muestre a Padre y a Jesús, por esa razón cita: 18 No los dejo huérfanos, volveré a visitarlos. Jesús los sacó de sus vidas monótonas, les cambió la mentalidad pasiva, el Espíritu santo los va a consolar a la ausencia de Jesús. Les pueden parecer palabras nuevas, pero el Espíritu santo os acompaña desde que Jesús llegó a sus vidas: Ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes.
Es en pocas palabras: “el Espíritu de la verdad”, mostrará al Padre, al hijo, les mostrará el camino, les enviará, les aconsejará les dará sabiduría, comprenderán la fe, lástima que desaprovechamos nosotros el Espíritu santo”.
El Padre y Yo. V. 18-20.
Comprender que el Padre este en el hijo es una cuestión difícil, ahora imagina la Trinidad, ¿cómo tres personas pueden estar en Dios?, bueno, eso es consecuencia no de fe sino de tener al Espíritu santo quién da ese conocimiento: 20 Aquel día comprenderán que yo estoy en el Padre y ustedes en mí y yo en ustedes. El israelita y después judío, veía al Espíritu santo como la fuerza de Dios, pero aunque tiene fuerza el Espíritu santo, sí se redujera a fuerza, esta sería como el aire, el ciclón, huracán, aire fresco que sopla sobre la cara etc. Como un elemento, ¡no!, tiene personalidad, es una persona, ¿qué es una persona?: la real academia cita: Individuo de la especie humana. No es una fuerza dispersa, piensa, actúa, se mueve, concreta, da dones, prepara la vida, la santifica, usted cree que “una ráfaga de viento” lo santificará, ¡no!, la persona tiene facultades, capacidades, con valores absolutos en su actuar, ese hará ver a Jesús y al Padre.
Jesús con su forma de ser, refleja a su Padre, y el Padre se regocija con el cumplimiento de las enseñanzas y doctrina de su hijo, de quienes le siguen, con amor les amará: Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él.
Conclusiones:
El Espíritu santo es para todos, lo ha dejado para el que crea y quiera una relación, ¡cierto!, la persona de la Trinidad más desconocida es el Espíritu santo, sin embargo, la apertura a él se manifiesta con pedirlo, ya lo tenemos desde nuestro bautismo. La confirmación permite la actuación más eficaz en la vida del confirmado y que decir de su “primera comunión”, el Espíritu santo prepara el alma para recibir a Jesús, entonces no se puede evitar la pregunta: ¿qué pasó con el espíritu santo en nuestra vida?, ¿cree que los padres y padrinos tenemos la culpa de que los ahijados no conozcan al Espíritu santo?, o ¿cree que la Iglesia es la culpable?
Falta una semana para celebrar ese acontecimiento, ¿acaso no será reto invitarlo a que entre en nuestras vidas?, ¿sólo será para los discípulos que iniciaron?, ¿’cree que somos muy pecadores para no merecerlo?
Piense: el amor a la santa misa, a Jesús eucaristía, a la Iglesia, a actuar conforme a los mandamientos de Dios, el vivir contrariamente a Dios, sumergido en el pecado, hundido en una mediocridad, ¿no será por falta del Espíritu santo?, pentecostés para todos los que creen, es el reto y a la vez el “don” de Dios para que no estemos en la oscuridad, ¡a pedir descaradamente el Espíritu santo amigos!