“DICHOSOS LOS QUE ESPERAN EN EL SEÑOR. ALELUYA”.
¿Para qué meten ruido las naciones
y los pueblos meditan vanos planes?
Se sublevan los reyes de la tierra,
y sus fuerzas unen los soberanos
en contra del Señor y de su Ungido.
¡Vamos, dicen, rompamos sus cadenas
y su yugo quebremos!
El que se sienta en los cielos se sonríe,
el Señor se burla de ellos.
Luego les habla con enojo
y su furor los amedrenta:
Yo soy quien ha consagrado a mi rey
en Sión, mi monte santo.
Voy a comunicar el decreto del Señor:
El me ha dicho: “Tú eres hijo mío,
yo te he engendrado hoy.
Pídeme y serán tu herencia las naciones,
tu propiedad, los confines de la tierra.
Las regirás con un cetro de hierro
y quebrarás como cántaro de arcilla.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México.