Historias posibles: El arte de escuchar del cristiano Mt 17, 1-9.
La familia cristiana
El pequeño Ismael, jugaba con sus compañeros de calle al futbol como ellos le llaman, los gritos de los niños, el ir y venir de la pelota, la alegría que reina en ese momento se ve interrumpida cuando la mamá de Ismael lo llama: ¡Ismael!, ven, ven, muévete, Ismael acercándose con enfado le pregunta su mamá: ¿qué pasa “ma”?, la madre le responde: ve a traerme ½ kilo de calabazas, 5 pesos de chiles serranos, ½ de jitomate, una bolsita de spaguetti y un knor suiza, el pequeño Ismael, ansioso manoteaba, ahorita que se termine el partido le dice a su mamá, pero ella le vuelve a recordar lo que necesita para hacer la comida, el niño les dice a los compañero: espérenme en un momento vengo, la mamá le pregunta: ¿sí escuchaste bien verdad?, ella al ver la actitud de su hijo se lo volvió a repetir y el niño impaciente le dijo: “ya oí mamá”.
Ismael como gacela va al mercadito y compra todo, regresa corriendo antes de que acabe el partido, toca la puerta de su casa, sale su mamá y le deja en la mano lo que compró y sin decir más se integró al juego, ella, miro lo que Ismael le había traído, moviendo la cabeza negativamente cerró la puerta.
Una lección inolvidable.
Al terminar el partido los pequeños exhaustos empezaron a decir, “ya tengo hambre”, “estoy bien cansado”, “que sed”, “a ver que rico cocinó mi mamá”, “ya me voy a meter”, etc.; Ismael hizo lo mismo y sentía que como se dice vulgarmente: “la tripa flaca se come a la gorda”, tenía mucha hambre y llega diciendo a su mamá: “ya tengo hambre”, ella lo miró y le dijo: falta bastante, aséate, Ismael le pregunto: ¿voy a las tortillas?, ella simplemente dijo: “no porque se enfrían”, el mirándola inquieto le dice: “se te hizo tarde hoy mami”, ella volteo, lo miro fijamente y le dijo: “siéntate aquí Ismael”, apunto a una de las sillas, intrigado Ismael le pregunta a doña Laura su mamá: ¿qué sucede?, ella toma una silla también y la pone frente a él, se sienta y doña Laura comenzó hablar haciéndole una pregunta: ¿sabes porque aún no está la comida?, Ismael meneo la cabeza negativamente, ella continuo diciendo: “porque trajiste todo equivocadamente”, “no escuchaste lo que te dije” “y te lo dije varias veces”, “no hubo algo correcto”, por lo que tuve que ir yo a comprarlo de nuevo, Ismael estaba callado y ella aprovecho para dejarle algo para su vida y le dijo: mira Ismael, ¿sabes porque los humanos nos equivocamos tanto?, Ismael volvió a menear la cabeza diciendo: “no” y ella prosiguió marcando: “porque no sabemos escuchar”, “porque no ponemos atención en lo que hacemos”, Ismael vio que el rostro de su madre, se iluminaba bellamente con una sonrisa que quería conservarla así, un brillo en su rostro que aunque se había equivocado le trasmitía confianza y doña Laura aseveró: Ismael, quizá no te acuerdes pero esta semana el evangelio citó: Mt 17, 5 Aún estaba él hablando, cuando los cubrió una nube resplandeciente, y salió de la nube una voz que decía: Este es mi Hijo el Amado, en quien me complací; escuchadle. Doña Laura pregunta a Ismael: ¿crees que los discípulos de Jesús, hicieron lo que el Padre dijo?, Ismael respondió: “si” y ella agudizó la pregunta: ¿por qué?, Ismael responde secamente: “Por qué es Dios”.
¿Te das cuenta de lo que has dicho?, Dios les da un mandato a los discípulos de Jesús: “Escuchen a mi hijo”, doña Laura prosigue: Ismael, nosotros somos católicos y debemos escuchar a Jesús también, no tenemos que escuchar a la televisión, a personas que quieran meternos sus ideas o a algo que va en contra de nuestra fe, tú lo has dicho: “Dios lo manda”.
Escuchar es primordial en la vida hijo, sí no aprendes a escuchar no harás las cosas bien, todo lo que trajiste equivocadamente se puede reutilizar de nuevo, pero hay cosas en la vida que no se pueden solucionar y cuestan nos solo dinero, sino penas, vidas, imagina, eres un soldado y están en batalla, te una orden de que cubras a unos de tus compañeros que tiene que atravesar para lograr algo, tienes que disparar sino lo van a matar y tú no pusiste atención a las palabras vitales que te ordenaron: “cubre a George”, no escuchaste bien y a mitad del camino lo matan porque no estuviste atento, solo porque no pusiste atención o que tal esto: estás casado, tienes una discusión con tú esposa y ella te ha advertido muchas veces un error tuyo que causa conflicto y esta vez ella no está dispuesta a estar más contigo porque no entiendes, ¿y sabes por qué no entiendes?, doña Laura ve que Ismael ha alcanzado el máximo grado de atención y le indica: “porque no pones atención a lo que tú esposa te ha dicho muchas veces”.
El arte de ser cristiano.
Hijo mío le dice doña Laura: fíjate bien, al no cubrir al soldado este murió, al no escuchar a tú esposa ella se fue, hoy, fue solo cosas y tienen remedio, “saber escuchar lo es todo en la vida”, sí escuchas a tus maestros, “no vas a tener problemas con tus calificaciones”, sí escuchas a tus compañeros, no te perderás nada de la convivencia, sí escuchas a Jesús serás un buen católico porque harás lo que él te dice, si sabes escuchar a tú esposa serás un buen marido, si escuchas bien lo referente en el trabajo serás un excelente trabajador, por esa razón Dios da esa orden: Escuchen a mí hijo, en pocas palabras: enséñate a “escuchar”.
Mira doña Laura, a la vez toma su carita de su hijo entre sus manos y le dice: aunque andes con muchas ocupaciones en tú mente “escucha”, la angustia, la ansia, la ira, no deja escuchar, aprende el arte de escuchar, escucha a la naturaleza, escucha a tú papá y verás cómo cambia todo, si los políticos escucharán su conciencia otro país tendríamos, si la policía escuchará el clamor de la gente otra vida sería, si los malandros escucharan la voz de Dios dejarían de hacer la maldad y la violencia, pero ellos solo escuchan su voz egoísta y cuando alguien escucha solo su voz todo lo echa a perder, porque se guían por sus pasiones, pensamientos, criterios, juicios, en pocas palabras: “cada quien hace lo que se le pega la gana porque no escucha, solo se escuchan a si mismo.
Dos lágrimas corrieron por las mejillas de Ismael, estaba emocionado y a la vez se sentía que había errado pero tenía una madre amorosa, y con voz entre cortada, Ismael le dice a su mamí: “te amo”, “perdón por no escucharte”, le pediré a Diosito que me enseñe a escuchar a papá y a ti, así como a él, antes que todo y lanzándose en los brazos de su madre se sintió inmensamente feliz y protegido, quizá usted y yo hemos dejado de escuchar y nos hemos perdido de grandes momentos, de lograr grandes cosas, de ser mejores católicos, pero Dios como doña Laura nos tiene abiertos sus brazos y sus palabras para seguir enseñándonos a saber escuchar.