Del libro de Ester 4,17. Jueves 9 de Marzo de 2017.
“NO TENGO OTRO DEFENSOR MÁS QUE TÚ, SEÑOR”.
En aquellos días, la reina Ester, ante el mortal peligro que amenazaba a su pueblo, mandó ayunar a todo su pueblo diciendo También yo y mis siervas ayunaremos.
Orando así a yahvé “Señor y Dios nuestro, tú eres único. Ven en mi ayuda, que estoy sola y no tengo socorro sino en ti, y mi vida está en peligro.
Yo oí desde mi infancia, en mi tribu paterna, que tú, Señor, elegiste a Israel de entre todos los pueblos, y a nuestros padres de entre todos sus mayores, para ser herencia tuya para siempre, cumpliendo en su favor cuanto dijiste.
Pon en mis labios palabras armoniosas cuando esté en presencia del león; vuelve el odio de su corazón contra el que nos combate para ruina suya y de los que piensan como él
Líbranos con tus manos y acude en mi socorro, que estoy sola, y a nadie tengo, sino a ti, Señor.
Que no tuvo tu sierva instante de alegría, desde su encumbramiento hasta el día de hoy, sino sólo en ti, Señor y Dios de Abrahán. Oh Dios, que dominas a todos, oye el clamor de los desesperados, líbranos del poder de los malvados y líbrame a mí de mi temor.
PALABRA DE DIOS.- TE ALABAMOS, SEÑOR.
Biblia Latinoamericana /Se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México.