“EL CIEGO QUEDÓ CURADO Y VEÍA TODO CON CLARIDAD”.
En aquel tiempo, cuando llegaron a Betsaida, le trajeron un ciego y le pidieron que lo tocara.
Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera del pueblo. Después le mojó los ojos con saliva, le impuso las manos y le preguntó: “¿Ves algo?”
El ciego, que empezaba a ver, dijo: “Veo como árboles, pero deben ser gente, porque se mueven.
Jesús le puso nuevamente las manos en los ojos, y el hombre se encontró con buena vista; se recuperó plenamente y podía ver todo con claridad.
Jesús, pues, lo mandó a su casa, diciéndole: “Ni siquiera entres en el pueblo.
PALABRA DEL SEÑOR.- GLORIA A TÍ, SEÑOR JESÚS.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México.