Novena a nuestra Señora del Rayo Abogada de los sin trabajo  -Sexto Día-

Novena a nuestra Señora del Rayo Abogada de los sin trabajo -Sexto Día-

Novena a nuestra Señora del Rayo

Abogada de los sin trabajo

Sexto Día

Se venera en el templo del Inmaculado Corazón de María

León, Guanajuato

sra-del-rayo

Acto de  Contrición

Señor mío Jesucristo, Redentor mío amabilísimo y mi Salvador; yo te adoro, te amo, te doy las más rendidas gracias por los innumerables beneficios que has hecho y haces y arrepentido de haber puesto mi amor en las criaturas abandonándote a Ti por ellas, protesto y te doy palabra de no volver a cometer semejante ingratitud. Me pesa, Señor,  una y mil veces haberte atendido; quisiera morir de dolor ya que no puedo hacer otra cosa, te ofrezco las adoraciones, acciones de gracias y afectos amorosos de tu madre María Santísima de tus santos del Cielo y justos de la tierra. ¡OH cuánto dolor me causa el no sentir en mi corazón aquel amor ardiente con que deseo amarte y con qué merecerte tu bondad el ser amando! Haz conmigo, dulcísimo Jesús, la misericordia de darme  un verdadero dolor de mis culpas, un propósito firme de la enmienda y una confianza segura de que tu piedad me ha de perdonar y me ha de llevar a darte las gracias por toda l eternidad. Amén.

 

Sexto Día

¡Oh  excelsa Señora del Cielo y de la tierra! Tú eres el canal rectísimo por donde Dios derrama, en beneficio del miserable pecador,  los inmensos raudales de su Misericordia infinita; así lo publican los favores sin número que disfrutamos los que con afecto de  hijos, humilde confianza y constante resignación en las disposiciones del Altísimo nos acogemos a Ti, venerándote en esa tu imagen hermosísima del rayo. Así cuando la naturaleza, obediente siempre a los decretos de su Autor, pelea contra nosotros para castigar nuestras maldades, y nos niega las lluvias necesarias a los campos para que nos den el alimento indispensable, apenas se implora su favor, y el corazón humillado se manifiesta arrepentido, cuan enternecidas tus entrañas de dulzura, escuchas con agrado los clarines de los que te invocan. ¡Oh cuántas veces este venturoso pueblo no ha podido acabar de disfrutar sus obsequios, por las abundantes lluvias que le has designado enviarle a sus primeras súplicas! El poder  de tus ruegos es inmenso, el amor a tus devotos sin medida.

Yo pues, confiado en ese mismo amor espero alcanzar de Ti lo que te pido vivir siempre sin provocar su indignación, y conseguir al fin la inmarcesible corona de la Gloria.

 

Amén.

Ave María… (3)

Oración

Madre mía dulcísima del Rayo, aquí tienes a uno de tus hijos, a quien miras con un cariño especial ¿con qué corresponder a tus finezas, hermosísima Señora?

No sé, no puedo decirte más sino que confieso por tu poderoso patrocinio, me he visto de innumerables peligros de alma y cuerpo; por eso con filial amor vengo  a darte gracias con estos cultos, y a suplicarte continué favoreciendo con tu patrocinio a todos tus hijos. Si, Señora, eres mi madre; por eso vengo a ti para que me alcances de tu Hijo Santísimo el remedio de todas mis necesidades. Tú ya las conoces porque eres la madre de la Sabiduría y por lo mismo solo te pido dirijas a tu hijo una mirada de compasión, una de esas miradas poderosas para sanar las enfermedades, para contener los rayos, para fertilizar los campos, para establecer la paz, para exterminar los odios, para tener una muerte tranquila, y gozar en la gloria de su compañía por los siglos de los siglos.

Amén

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