No se puede dejar de hablar de Dios. Lc 2, 16-21.

Este año inicia de una forma vertiginosa, la santa eucaristía tiene en la liturgia de la palabra, un pasaje estupendo del evangelio según San Lucas. Los pastores confirman el anuncio del ángel, al constatar lo anunciado, su felicidad no la pueden ocultar y cuentan a la gente lo ocurrido que fascinada escucha y se imagina lo narrado; María por su parte reflexiona, medita, profundiza, guarda todo lo sucedido en su corazón; la gloria de Dios brilla con la alabanza de los pastores, el envío del salvador y José al octavo día como manda la ley le circunda y le pone Jesús. Citamos todo el texto y posteriormente se tocarán algunos puntos interesantes:

Lc 2:16 Fueron rápidamente y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. Lc 2:17 Al verlo, les contaron lo que les habían dicho del niño.
Lc 2:18 Y todos los que lo oyeron se asombraban de lo que contaban los pastores. Lc 2:19 Pero María conservaba y meditaba todo en su corazón.
Lc 2:20 Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto; tal como se lo habían anunciado.
Lc 2:21 Al octavo día, al tiempo de circuncidarlo, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de que fuera concebido.

Todo el texto habla de una alegría inmensa tanto externa como interna y este pequeño pasaje lo podemos desmenuzar en 3 partes para deleitarnos en él: (1) No pudieron dejar de hablar los pastores; (2) María medita y conserva todo lo que le sucede; (3) Circuncisión y nombre.

(1).- No pudieron dejar de hablar los pastores.

Hace tiempo vi una frase que decía lo siguiente: “No se puede dejar de hablar de Jesús cuando se le conoce”. Recuerdo hace 6 años a una hermana que se le anunció la buena nueva, al encontrarse con Cristo fue un momento que se quedó grabado para siempre, su tema es: “Jesús” no puede dejar de hablar de él. Lo irónico es que un amigo que según se dice se ha convertido en ateo, “su tema central es Jesús”. Un amigo que parecía que se quedaba solteron, se enamoró y fue correspondido por una linda chica, era tan feliz y no desaprovechaba de hablar de su hermosa novia. Los pastores presencian la gloria de Dios que no tiene comparación con lo anterior, reciben un anuncio, su dicha es doble cuando confirman y ven a María, José y al niño tal cual fue descrito. Su lengua se soltó, su dicha no la pueden ocultar, como voceros narran a la gente, la gente al verlos tratan de captar el contenido neto de sus palabras y con asombro visualizan la forma como se expresan.

(2).- María medita y conserva todo lo que le sucede.

Para la Iglesia católica, María es un icono en una enorme cantidad de virtudes que Dios le derramó. A su corta edad trata de asimilar lo que está viviendo, el contacto con lo divino abruma su corazón de una rara sensación de felicidad. La presencia de los pastores es algo que no espera, el nacimiento de un hijo en Israel es una dicha, un momento culmen en un hogar, mueve a toda una comunidad, los pastores llenos del Espíritu santo no ocultan su felicidad tampoco. María José y el niño de repente se convirtieron en figuras públicas. Signo de profecía de los ángeles. Muchas veces nos hemos preguntado: ¿acaso María no tenía la certeza de lo que estaba ocurriendo?, algunos llegan a pensar que todo fue como una abalanza que por mucho que pudiera madurar tenía esa sensación de no quererse preguntar al que no sabría que responder. Lo que es un hecho es que San Lucas en su investigación y seguramente hablo con María pudo reunir todos los momentos en que María seguía profundizando en el destino de su hijo y que todo se iba cumpliendo al plan de Dios.

(3).- Circuncisión y nombre.

A José, San Lucas lo cita como un hombre justo, cabal, piadoso, se pierde en las primeras páginas del evangelio, es un israelita y María también sabe de cumplir la ley pues sus padres seguramente también profundizaron en ella. Su papel fue anunciado por el ángel de Dios, sí José le creyó lo menos es cumplir la ley y sabe que el primogénito debe de pasar por los requisitos que Moisés enseño, su papel es ponerle el nombre, pero antes tiene que pertenecer en el rito también al pueblo de Israel y la circuncisión será realizada en Jesús al octavo día como marca la ley, no se necesita ir al templo, cualquiera digno la puede llevar a cabo y el nombre es muy parecido como el bautismo que al mismo tiempo que se va llenando el rito con las palabras el sacerdote dice como se llama y luego lo bautiza en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu santo.

Conclusiones.

Concluimos que cuando se conoce a Jesús, difícilmente se dejará de hablar de él, quién le ha creído empieza a vivir la salvación; los sencillos en este caso los pastores no dejan de hablar a la gente que se encuentran y regresando a sus lugares seguramente no dejarán de hacerlo. Quizá sea ese el reto para nosotros y la pregunta: ¿por qué hemos dejado de mostrar a Jesús?

La fe es necesario reflexionarla, profundizar, meditarla en el corazón para valorar lo que Dios va haciendo y hará por nosotros y eso nos lo enseña María, tal vez nos falte entender pero por eso se entra en contacto con el Espíritu santo. Hay mucho por aprender, mucho por disfrutar en el corazón como María nuestra madre lo hizo, probablemente nos atrevamos a vivir la salvación.

Un católico es una figura pública, pues da testimonio de Jesús, es guiado por Jesús y su parámetro será Jesús, por tanto puede acercar o alejar a hermanos de acuerdo a su conducta.

Por último cumplir las enseñanzas, la doctrina, los mandamientos de Dios nos pone en amistad con Dios, Jesús no ha venido a hacernos light la vida sino a vivirla intensamente, explotando toda nuestra capacidad en armonía con los demás; es un año nuevo y este nos reta a que veamos el anuncio y la figura del salvador con otro panorama que nos conduzca a las promesas mismas de la Trinidad y de María santísima, por tanto, no se puede parar dfe hablar de Jesús cuando se le ama.