III Domingo de Adviento.
“¿ERES TÚ EL QUE HA DE VENIR O TENEMOS QUE ESPERAR A OTRO?”.
En aquel tiempo; Juan, que estaba en la cárcel, oyó hablar de las obras de Cristo, por lo que envió a sus discípulos
a preguntarle: “¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?”
Jesús les contestó: “Vayan y cuéntenle a Juan lo que ustedes están viendo y oyendo:”
los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y una Buena Nueva llega a los pobres.
¡Y dichoso aquél para quien yo no sea motivo de escándalo!”
Una vez que se fueron los mensajeros, Jesús comenzó a hablar de Juan a la gente: “Cuando ustedes fueron al desierto, ¿qué iban a ver? ¿Una caña agitada por el viento?”
¿Qué iban ustedes a ver? ¿Un hombre con ropas finas? Los que visten ropas finas viven en palacios.
Entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un profeta? Eso sí y, créanme, más que un profeta.
Este es el hombre de quien la escritura dice: Yo voy a enviar mi mensajero delante de ti, para que te preceda abriéndote el camino.
Yo se lo digo: de entre los hijos de mujer no se ha manifestado uno más grande que Juan Bautista, y sin embargo el más pequeño en el Reino de los Cielos es más que él.
PALABRA DEL SEÑOR.- GLORIA A TÍ, SEÑOR, JESÚS.
Biblia Latinoamericana/se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México.