Novena a nuestra Señora del Rayo
Abogada de los sin trabajo
Cuarto Día
Se venera en el templo del Inmaculado Corazón de María
León, Guanajuato
Acto de Contrición
Señor mío Jesucristo, Redentor mío amabilísimo y mi Salvador; yo te adoro, te amo, te doy las más rendidas gracias por los innumerables beneficios que has hecho y haces y arrepentido de haber puesto mi amor en las criaturas abandonándote a Ti por ellas, protesto y te doy palabra de no volver a cometer semejante ingratitud. Me pesa, Señor, una y mil veces haberte atendido; quisiera morir de dolor ya que no puedo hacer otra cosa, te ofrezco las adoraciones, acciones de gracias y afectos amorosos de tu madre María Santísima de tus santos del Cielo y justos de la tierra. ¡OH cuánto dolor me causa el no sentir en mi corazón aquel amor ardiente con que deseo amarte y con qué merecerte tu bondad el ser amando! Haz conmigo, dulcísimo Jesús, la misericordia de darme un verdadero dolor de mis culpas, un propósito firme de la enmienda y una confianza segura de que tu piedad me ha de perdonar y me ha de llevar a darte las gracias por toda l eternidad. Amén.
Cuarto Día
¡Oh tierna y afligida Madre de Jesús! Cuántos motivos de vergüenza y confusión se me presentan cuando fijando la vista en esta dolorosa imagen tuya advierto al parecer, dejó bien estampada en el manto que la cubre. Al observarla en tu pintura recuerdo los amarguísimos dolores que dividieron tu inocente Corazón y conozco que me enseñas la mortificación y penitencia, el gusto y la conformidad en los trabajos, la necesidad en que estamos de llevarla cruz hasta la muerte. Ya me conformo, Señora con las disposiciones del Altísimo, bendeciré mil veces la poderosa mano de mi Padre Celestial, aún en aquellos momentos en que irritado por mis culpas me castigue. Pero esto no me impide el que como hijo tuyo verdaderamente acoja tu soberano patrocinio, para liberarme de la pena eterna que tan justamente he merecido. Yo sé, Madre mía, que mis lagrimas mezcladas con las tuyas serán agradables a mi Dios y que alcanzándome ahora una sincera penitencia, se convertirá después en el inefable gozo que por tu amor espero.
Amén