La fe cristiana, sus signos y sus recompensas. Lc 21, 5-19.

Lc 21:5 A unos que elogiaban las hermosas piedras del templo y la belleza de su ornamentación les dijo:
Lc 21:6 –Llegará un día en que todo lo que ustedes contemplan será derribado sin dejar piedra sobre piedra.
Lc 21:7 Le preguntaron: –Maestro, ¿cuándo sucederá eso y cuál es la señal de que está para suceder?
Lc 21:8 Respondió: – ¡Cuidado, no se dejen engañar! Porque muchos se presentarán en mi nombre diciendo: Yo soy; ha llegado la hora. No vayan tras ellos.
Lc 21:9 Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, no se asusten. Primero ha de suceder todo eso; pero el fin no llega en seguida.
Lc 21:10 Entonces les dijo: –Se alzará pueblo contra pueblo, reino contra reino;
Lc 21:11 habrá grandes terremotos, en diversas regiones habrá hambres y pestes, y en el cielo señales grandes y terribles.
Lc 21:12 Pero antes de todo eso los detendrán, los perseguirán, los llevarán a las sinagogas y las cárceles, los conducirán ante reyes y magistrados a causa de mi nombre,
Lc 21:13 y así tendrán la oportunidad de dar testimonio de mí.
Lc 21:14 Háganse el propósito de no preparar su defensa;
Lc 21:15 yo les daré una elocuencia y una prudencia que ningún adversario podrá resistir ni refutar.
Lc 21:16 Hasta sus padres y hermanos, parientes y amigos los entregarán y algunos de ustedes serán ajusticiados;
Lc 21:17 y todos los odiarán a causa de mi nombre.
Lc 21:18 Sin embargo no se perderá ni un pelo de su cabeza.
Lc 21:19 Gracias a la constancia salvarán sus vidas.

Un pasaje con un alto grado de contenido, una doctrina magnifica y elementos que fortalecen la fe. Lo podemos dividir en cuatro partes: (1) El templo de Jerusalén; (2) La parusía de Jesús; (3) los signos y (4) las persecuciones por la fe y las recompensas.

1.- Templo de Jerusalén. V. 5-7.

Construido por Herodes el grande, su gran majestuosidad de su construcción retaba a admirarse de tan hermosamente construido, con piedras, oro, piedras de construcción, telas finas madera. Un templo que es destruido principalmente en los años 67 al 73 por los romanos tras la primera rebelión judía. Toda la belleza de su esplendor se fue un soplo de tiempo, hoy solo hay vestigios, el famoso muro de los lamentos. Muchos comentaristas indican que este pasaje ya se sabía de la destrucción de Jerusalén y de ahí que no se puede tomar como profecía, e insertaron el pasaje, otros afirman que es una profecía de Jesús porque según San Marcos no tiene la certidumbre de que se supiera de la destrucción de Jerusalén. Por otro lado el evangelista señala que las cosas materiales pasarán aun con tan grande belleza de ellas pasarán, mientras que las cosas espirituales continuarán para siempre. Pareciera que Dios ha salido del templo que durante años lo tuvieron oculto a la humanidad.

2.- La parusía de Jesús.

Los cristianos esperamos la segunda venida de Jesús, a eso se le llama “Parusía”, el momento del juicio final que todo el evangelio invita a mantenerse alerta a la venida de él. Jesús cumplirá su promesa de venir para los que han creído en él. Durante buen tiempo los primeros cristianos creyeron que iba a ser pronto su venida, vendieron sus pertenencias ya que no eran necesarias, muchos recibieron burla porque no se cumplía la venida de Jesús.

La Iglesia empieza a reflexionar y a profundizar en la venida y es donde se empieza a entender que primeramente se tiene que cumplir el plan de Dios y unos se aprovecharán para tratar de confundir y usurpar el nombre de Jesús: 8 Respondió: – ¡Cuidado, no se dejen engañar! Porque muchos se presentarán en mi nombre diciendo: Yo soy; ha llegado la hora. No vayan tras ellos.

Hoy muchos dicen que son Jesús, que son los verdaderos mesías, gente incauta es presa de estos hombres mesiánicos que se burlan de la fe de creyentes ingenuos. Hoy hay dizque videntes que dicen que se va acabar el mundo y que es necesario partir hacía refugios para salvar la vida. Muchos hacen caso a esos argumentos sin fundamento y llegan hasta almacenar comida, víveres, ropa y se van a vivir según a lugares donde son guiados por estos hombres.

¿Qué pasará cuando todas las dizque profecías de esos mesías falle?, ¿inventarán tantos como lo han hecho tantos fundadores de sectas?, ¿cómo reaccionar ante la falla de no cumplirse lo que anuncian?

3.-Los signos. V. 9-11.

Hoy parece que los signos de la inminente llegada de Jesús se están realizando: terremotos, sismos, tsunamis, guerras, violencia, signos en el cielo, huracanes, movimientos cósmicos, degradación del mundo, cosas inverosímiles, sucesos extraordinarios, hambre, pestes, grandes males. Jesús dice que tiene que suceder todo esto, pero antes: 12 Pero antes de todo eso los detendrán, los perseguirán, los llevarán a las sinagogas y las cárceles, los conducirán ante reyes y magistrados a causa de mi nombre.

La gente es fantasiosa, cabalística, en los medios comunicación, televisivos y radiofónicos una gran cantidad de material manejando signos del inminente fin del mundo, los signos de la degradación humana, la perdida de Dios y las nuevas culturas apuntando a la entronización del hombre y muchos sí lo creen así.

4.- Las persecuciones por la fe. V. 13-19.

Hoy los cristianos empiezan experimentar el ataque a su fe, el hombre niega muchos dogmas que la Iglesia durante 2000 años ha vivido. La técnica de negar los dogmas para no vivirlos es una artimaña bien elaborada, Jesús da razones que hoy urgen a los cristianos: “dar testimonio de fe”: 13 y así tendrán la oportunidad de dar testimonio de mí. La luz del Espíritu santo hará caer toda esa escama de los ojos para poder tener los elementos para defenderse: 15 yo les daré una elocuencia y una prudencia que ningún adversario podrá resistir ni refutar.

Los hogares cristianos empiezan experimentar el ataque de sus miembros por la fe: “para que vas tanto a misa”, “eso que andas en el templo”, “para que te sirve andar en el templo”, “todos son unos hipócritas”, “solo sirven para pedir dinero”, “los sacerdotes son unos pecadores para que confiesas con ellos”, “tú pide a Dios y él te va a perdonar, no necesitas más”, Jesús enmarca realidades que hoy se padece a consecuencia de ejemplo familiares pésimos: 16 Hasta sus padres y hermanos, parientes y amigos los entregarán y algunos de ustedes serán ajusticiados. Los discípulos no pueden negar su fe.

Conclusiones.

Ante un mundo material, las cosas que fabrica el hombre las adoran, aunque son efímeras, deslumbran, muchos templos han sido confiscados, vendidos, subastados, convertidos en variedad de edificios, no importa lo religioso que no exista más la religión opresora, pero… ¿sabrá el hombre lo que niega?, ¿lo que hace?, el consumo y el materialismo devora las vidas.

El reto para los cristianos es mantenerse en Jesús, el mesías, mantener la fe en él y creer lo que enseña, el reto a mantener los dogmas y su segunda venida que sucederá, las profecías de Jesús se destinará todos los hombres e incluso a los no creyentes porque sucederán, Jesús renueva sus promesas, en su nombre se descansa, se da testimonio.

Las grandes persecuciones por la fe cristiana ya tiene rato en varios países dándose, el radicalismo, el odio religioso y una serie de factores provoca muerte en muchos cristianos que son sacrificados, pero Jesús promete: 19 Gracias a la constancia salvarán sus vidas. El miedo a morir, a estar enfermos, a padecer enfermedades, a verse en peligro de muerte angustia mucha gente. El miedo a dar testimonio de fe por ser asesinados y una serie de acontecimientos que aterran a muchos son elementos que se tienen que vivir.

Muchos signos parecen acontecer, suceder, pero hay que tener cuidado, porque no representan el fin del mundo, no debe de temer el que está firme en su fe, no debe de temer el que está en gracia, no debe de temer el que da testimonio de su fe. No le debe creer a quién se hace venir en el nombre de Dios, los signos son naturales que sucedan ya que el hombre ha causado un caos en su entorno. La fe cristiana es una fe que proporciona certeza en lo que se profesa, Jesús está vivo, los signos, señales que invitan a la preparación y que tiene recompensas como la vida eterna, ser hijos de Dios, ser parte de la Iglesia, vivir en Cristo, verdades que los católicos tienen para llegar a alcanzar esas promesas por parte de Jesús.