Para ser amigo de Dios con “San Francisco de Sales”
¿Cómo ha de hacerse la Confesión general?
Primer consejo
Las meditaciones importantes para nuestra intención. Cuando las hayas ejercitado, ve animosamente y con un espíritu humilde, a hacer tu confesión general. Pero te ruego no te dejes inquietar de ninguna suerte de aprehensión.
El pecado se convierte en cosa honrosa y saludable por medio de la confesión y penitencia.
El escorpión, cuando nos pica, es venenoso, pero su mismo aceite es gran medicina contra su misma picadura.
El pecado no es vergonzoso sino cuando lo cometemos; pero convirtiéndolo en confesión y penitencia, es honroso y saludable. La contrición y confesión son tan hermosas y fragantes, que quitan la fealdad y disipan el mal olor del pecado.
Simón el fariseo decía que Magdalena era pecadora, pero nuestro Señor dice que no; solo habla de los perfumes que derramó y de la grandeza de su caridad.
Si es que somos humildes, nuestro pecado nos desagradará mucho, viendo que con él tenemos ofendido a Dios: pero la acusación de nuestro mismo pecado nos será dulce y agradable, porque nuestro Dios es venerado en ella.
Es descanso para el enfermo, y no poco, el informar bien, al médico, del mal que lo atormenta.
Cuando estés delante del confesor
Cuando hayas llegado delante de tu padre espiritual, imagina que estas en el monte Calvario, debajo de los pies de Cristo crucificado, cuya sangre preciosa, que derrama por todas partes, es para lavar tus iniquidades; porque aunque no sea esta la propia sangre derramada, la que rocía y se derrama en abundancia alrededor de los penitentes en los confesionarios (por medio de la confesión)
¿Cómo decir los pecados?
Abre bien tu corazón para que salgan mejor los pecados, porque a medida como ellos salgan, los preciosos merecimientos de la Pasión divina, entraran a henchirle de bendición:
Di todo lo que te acuse, sin rodeos, simple y desnudamente, contentando y satisfaciendo a tu conciencia, que para eso te dispusiste.
Dios habla por medio del confesor
Hecho lo anterior, escucha los advertimientos y todo aquello que te ordena el siervo de Dios.
Y di en tu corazón: -hablad, Señor, que vuestra sierva escucha.
Si, es Dios el que escucha, pues dijo el Señor a sus vicarios:
Quien os oye, me oye.
Gracias por tan bella Evangelización. Feliz día.
Dios me los colme de bendiciones.