Insiste que Dios te hará caso. Lc 18, 1-8.

Una parábola que Jesús expone y que matiza grandes elementos de la vida diaria: justicia, oración, juez, fe, elementos que parecen que van en decremento en nuestra sociedad, por esa razón desde la asamblea eucarística, en la parte de liturgia de la palabra, hoy la predicación de los sacerdotes girará en base a impulsar estos elementos esenciales en la vida de un cristiano. Para desarrollar este trabajo citamos el texto para que partiendo de él se hagan los comentarios más importantes:

Lc 18: 1 Para inculcarles que hace falta orar siempre sin cansarse, les contó una parábola:
Lc 18:2 –Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres.
Lc 18:3 Había en la misma ciudad una viuda que acudía a él para decirle: Hazme justicia contra mi rival.
Lc 18:4 Por un tiempo se negó, pero más tarde se dijo: Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres,
Lc 18:5 como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, así no seguirá molestándome.
Lc 18:6 El Señor añadió: –Fíjense en lo que dice el juez injusto;
Lc 18:7 y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos si claman a él día y noche? ¿Los hará esperar?
Lc 18:8 Les digo que inmediatamente les hará justicia.
Sólo que, cuando llegue el Hijo del Hombre, ¿encontrará esa fe en la tierra?

Es evidente que la razón de la parábola expuesta por nuestro Señor Jesús tiene un objetivo: “inculcarles a orar”, sin embargo, quisiera comentar otros elementos que el Señor toca intencionalmente: (1) la cuestión de la justicia, (2) los débiles, (3) el juez, (4) la insistencia, (5) la fe en Dios, estos son temas que hoy nuestra sociedad está urgiendo el retomar, por esa razón busco desarrollar aspectos que nos ayuden a actuar positivamente:

La justicia.

Al hombre justo en Israel se le reconocía por ser fiel a Dios, hacer la voluntad de Dios, cumplir la ley, gente irreprochable en su actuar. Los justos buscan el bien a contraste de los malvados. La justicia la podemos resumir como “el principio que inclina al corazón y a la razón a obrar y juzgar correctamente, respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde”. La justicia busca la armonía entre los hombres, la lealtad, el respeto, igualdad y equidad. La justicia la representan con una balanza e incluso sosteniéndola una persona vendada de los ojos, es decir no tiene que ser influida por ningún factor para que se dé la justicia en sí.

Los débiles.

Jesús expone está parábola en la que narra e incluye a un juez que no teme a Dios y no respeta a los hombres, en la misma parábola a una viuda que iba a pedir justicia al juez: 3 Había en la misma ciudad una viuda que acudía a él para decirle: Hazme justicia contra mi rival. Un pequeño que no es influyente, un marginado por su condición de que ha quedado desamparada con la muerte de su esposo, se presentaba al juez pidiendo justicia.

La voz del débil clamando justicia, millones de hombres y mujeres a quién el mundo no les escucha, no tienen el poder ni la influencia suficiente para hacerse oír, muchas viudas se ven obligadas a vender el bien de su esposo o cederlo a un pariente para que le saque provecho o sí es pobre verse obligada andar en los campos de siega. Una viuda que sí es vieja se ve obligada a vivir de la caridad pública, ahora está viuda tiene un problema más una mujer que le está causando problemas y sí pide justicia lo que le hace la rival es injusto de ahí su necesidad de acudir al juez.

Juez.

Los jueces en Israel fueron determinantes, Moisés tuvo que nombrar jueces para litigiar los problemas de los Israelitas, Dios hacía surgir a un grupo de hombres inspirados para defender al pueblo de las invasiones de los enemigos cuando por adúlteros e idolatras Dios los entregaba a otros pueblos, estos fueron los jueces contenidos en el mismo libro de la santa palabra.

Lo más extraño de este juez a diferencia de los elegidos es que dos veces dice que no teme a Dios y no respeta a los hombres, un juez elegido en Israel era muy recto, temeroso de Dios, justo y conforme al cargo intachable, pero este ni siquiera teme a Dios, ni mucho menos respetar a los hombres, el problema que su cargo exige ejercer la justicia por medio de él y por esa razón tiene que ver y escuchar a la viuda.

Mediante este juez, Jesús nos enseña la santa virtud y don del Espíritu santo que es el temor de Dios, este juez ya no lo tenía. Abundan hombres y mujeres que el santo temor a Dios lo perdió en algún momento de su vida y justificado la pérdida de ese temor no se esforzarán por recuperarlo.

Insistencia.

La viuda tuvo la gran virtud de la “insistencia”, muchos hombres y mujeres por falta de esa virtud nunca llegan a cumplir o alcanzar sus objetivos, metas, sueños, por falta de esa virtud su voluntad es muy débil. La insistencia desarrolla otra virtud: “el hábito” de tanto insistir se arraiga tanto algo que por lógica tiene un resultado positivo.

Jesús enseña a los cristianos a insistir que Dios hará caso. Sí un hombre hace justicia, ¿qué será el Padre que es la justicia?, es como aquel que gritaba ser escuchado hasta que Jesús le manda a traer y le pregunta Jesús una vez en su presencia: ¿qué quieres que haga por tí?, la respuesta de necesidad de aquel hombre fue: que vea Señor, así hoy en día: Insiste que Dios te hará caso y hay una gran cantidad de elementos para insistirle a Dios.

Algunos creen que la insistencia es lo mismo que la práctica y por esa razón se dice que la práctica hace al maestro, pero… no necesariamente es así, la insistencia es todavía algo más haya de hacerse un maestro, es alcanzar, lograr que algo suceda por esa tenacidad de insistir.

La indiferencia del juez, el no respetar a la viuda, ni un solo remordimiento por su actuar en ese caso, parece que no sucederá nada, ni cambiará su proceder pero la insistencia, la presencia constante de la viuda hace reflexionar al juez: 5 como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, así no seguirá molestándome.

La fe en Dios.

Parece que este verso Jesús nos lo dice a las masas el día de hoy: ¿encontrará esa fe en la tierra?, la falta de justicia, los millones de marginados, débiles, la corrupción de la autoridad y el decaimiento de la insistencia son factores que hace que la fe en Dios se pierda, sin embargo Jesús utiliza el método más sencillo y efectivo para alcanzar a revertir los efectos negativos de ésta cultura.

Jesús hace ver la justicia de los hombres que se da muy a cuentas gotas y cuando se da es una alegría, casi una fiesta, pero contrasta esa ineficiente justicia con la justicia de Dios: 7 y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos si claman a él día y noche? ¿Los hará esperar?, para que algo suceda hay que buscarlo, insistir y rogar a Dios.

La fe es el regalo de Dios que se esfuma de muchos corazones, cada vez el hombre piensa en lo material, en lo vano, en lo superficial que en lo espiritual. Los primeros discípulos pidieron a Jesús les aumentará la fe, Jesús todavía los hizo que tuvieran más sed de fe diciendo que con poquita fe sí ellos quisieran serán capaces de cambiar un árbol de lugar y plantarlo en otro lado.

A Natanael y a Tomás les dijo que ellos habían creído porque habían visto, que era más dichosos el que creía sin haber visto o tenido referencias sobrenaturales para creer. El cuestionamiento de fe por parte de los que no creen a los que creen es cada vez más humana, buscando triunfar demostrando la inexistencia de Dios se quiere echar abajo la fe del creyente y es aquí donde toma más importancia el objetivo de Jesús en narrarles la parábola: 1 Para inculcarles que hace falta orar siempre sin cansarse, les contó una parábola

La oración.

Tanto que se ha dicho de la oración, cantidad enorme de bondades que emanan de la oración, la misma necesidad de orar y sin embargo, pocos son los hombres que oran, quitando a los que lo hacen adecuadamente quedaría un resto muy pequeño de hombres y mujeres amantes de la oración.

Millones de gentes rezan, repiten oraciones escritas, unos a la carrera, otros en el auto mezclado con sus actividades. Pocos encuentran el sabor a la oración, Jesús en el huerto se retiró a orar, buscaba montes y lugares solitarios para orar, apartarse del bullicio para estar a solas con Dios, la oración hace que brote de manera natural los puntos que hemos tocado, por esa comunicación con Dios, por ese diálogo con el Padre se es más justo, se busca la justicia, se ayuda al débil, se insiste en orar y se aumenta la fe en Dios y en los hombres.

Conclusiones:

Miles de casos hoy son puesto en el tribunal y el débil es pisoteado, la corrupción del sistema judicial parece reflejar la parábola. El juez que debe de ejercer justicia hace caso omiso de darla y hoy solamente denunciando en la comisión de los derechos humanos quizá sea escuchado el pequeño.

Sí la oración no fuera necesaria, Jesús no hubiera invitado, ni enseñado a que sus discípulos fueran orantes, no mentiría diciendo que por la oración iban a ser escuchados por el Padre, que un hombre fortalecido por la oración puede expulsar demonios en su nombre.

El hombre espiritual esta hecho de oración, por esa misma hechura es un hombre que busca a toda costa la justicia, para enfrentar los embates del demonio se necesita estar fortalecido por la oración y el vínculo con el Espíritu Santo el que lo hace clamar al Padre.

Hoy también Jesús nos exige ser hombres justos, respetuosos de los hombres, temerosos de Dios, la sana relación con el Espíritu santo. Una viuda que nos recuerda al pobre, al débil, al pequeño, al frágil, son nuestra prioridad pues para Jesús lo son.

Mediante la virtud de la insistencia, Jesús nos motiva a alcanzar lo que tenemos que lograr por la acción del Espíritu santo, la fe en Dios puede ser una pregunta que nos dolería contestar que la hemos perdido por los factores negativos de las acciones de los hombres, pero al ser un regalo de Dios, es el mismo Padre que nos dará esa fe. Caminemos llenos de confianza en Dios con una fe que doble obstáculos y un amor a la justicia gozada en una oración plena. Insiste que Dios hará caso a tus suplicas u necesidades.