Pio X hablando con claridad: Instaurare omnia in Christo. También, pues, habían de aplicarse estos principios en la política, entendiendo por política la observancia de las leyes morales en la vida religiosa, civil social de los pueblos y de las naciones.
Como Maestro Supremo de la ley moral en el mundo, Pío X hará también política, pero no a la manera de algunos gobernantes que por política entienden el egoísmo de partidos y de pueblos, que no puede por menos que conducir a la ruina.
Escuchemos su pensamiento, enunciando ya en su primera alocución a los cardenales, el 9 de noviembre de 1903, un mes más tarde de su encíclica-programa.
“En verdad, hay para maravillarse –así decía- de que puedan existir seres que, acuciados por la pasión de la novedad –la nota característica de nuestro tiempo- hagan conjeturas acerca de cual será la dirección de Nuestro Pontificado, como si fuera necesario torturarse el cerebro acerca de esta cuestión.
Renovar todas las cosas en Cristo: he aquí Nuestro programa, tanto en el deber de ilustrar y definir las nociones de las verdades más importantes, sean estas naturales o sobrenaturales, como en el de reafirmar los principios del poder, de la justicia y de la honestidad, reeducando en el camino de la equidad, tanto en la vida pública como en la privada, en el terreno político y en el terreno social, a todos los hombres: a todos –insistimos- a los que obedecen y a los que mandan, porque todos son hijos de un mismo Padre que está en los cielos, porque el Sumo Pontífice, investido por Dios del magisterio supremo, no puede en absoluto separar las cosas que pertenece a la fe y a las costumbres, de la política. Por otra parte, siendo él cabeza y guía de la sociedad de la Iglesia –sociedad compuesta de hombres- el papa necesita mantener relaciones con los diversos jefes de Estado y miembros del gobierno si se quiere que, dondequiera que haya católicos, se provea para su seguridad y libertad.”
