“QUE SEA, SEÑOR, MI ORACIÓN COMO EL INCIENSO”.
Señor, te llamo, ven a mí sin demora, oye mi voz cuando te grito.
¡Suba a ti mi oración como el incienso, mis manos que a ti levanto sean como la ofrenda de la tarde!
Pon, Señor, una guardia ante mi boca y vigila la puerta de mis labios.
Adonai Señor, hacia ti vuelvo mis ojos, en ti me refugio, no expongas mi vida.
Bendito sea Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia con nosotros.
Dios Padre, que al enviar al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu santificador, revelaste a todos los hombres tu misterio admirable, concédenos que, profesando la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y adoremos la Unidad de su majestad omnipotente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que es Dios, y contigo vive y reina en la unión con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México.
Me siento bendecido en el señor…