Termina la primera parte del anuncio kerigmático en San Pío X.
Con un nutrido grupo de participantes, San Pío X da el anuncio de la primera parte del retiro kerigmático que trabajo con gran cariño en estas semanas pasadas con las casas de oración para preparar bien el corazón y tener ese encuentro con Jesús de una manera más consciente.
El esfuerzo de la parroquia se vio reflejado en la forma de cómo se fue llevando el retiro; los retiros que comúnmente se desarrollan en San Pío X son mediante el fin de semana: sábado y domingo, pero ahora… bajo la dirección de Mons. Juan Rodríguez Alba se ha incluido esta nueva modalidad, el anunciar la buena nueva en dos partes, para ser más exactos. En dos domingos.
Sin alterar lo que es el contenido, el anuncio en dos domingos mantiene su misma esencia a pesar de que haya una semana de intermedio y la gente inicie sus actividades rutinarias, ya que normalmente al terminar el primer día sábado, el domingo muy temprano iniciaba la parte complementaria del anuncio, no dando margen a distracciones, sin embargo quizá la preparación en las casas de reunión sea la cuña que mantenga esa espiritualidad reinante en los retiros.
El dividir de esta manera el retiro y preparar en las casas de reunión a los participantes puede tener frutos excelentes, muchos hombres y mujeres son invitados al retiro como último recurso, su vida es un caos, su matrimonio tronado, sus relaciones interpersonales nulas, lleno de vicios, criterios empobrecidos por la mundanez, muchos traídos a fuerza, otros como sí el retiro fuera mágico,: “aquí te resolvemos la vida”, pero aunque Jesús lo hace todo, debe de haber una disponibilidad y esto nos recuerda cuando a los pre-matrimoniales “se les anuncia la buena noticia y no la valoran”, pues a muchos les interesa el “papelito para casarse”.
Mucha gente se excusa que por falta de tiempo no puede ir a ese tipo de retiros como dicen ellos, sin embargo cabe hacer una mención muy importante: “en la misión de la iglesia”, esta como prioridad evangelizar a sus bautizados y a los no bautizados, por tanto, el anuncio de la buena nueva es casi obligatorio.
Deseamos de corazón que Dios el hacedor de todo nos dé una cosecha enorme y que el encuentro con el hijo sea para que sus vidas empiecen su transformación y su integración a la comunidad como es el deseo del espíritu santo, quién es el que prepara al alma para cumplir su fin.