Para ser amigo de Dios con “San Francisco de Sales”
Necesidad de un conductor para entrar y progresar en la Devoción
“el consejo más importante”
Habiéndose ordenado a Tobías el menor que fuera a Ragés, dijo:
-no sé el camino
–anda– replico el padre- y busca a algún hombre que te encamine. (1)
De la misma forma te digo yo ¿quieres caminar con más seguridad, a la Devoción? Busca, pues, a algún hombre virtuoso que te enseñe y te guie.
En esto consiste el advertimiento de los advertimientos. Por más que busques, dice el Devoto Ávila,(2) jamás hallarás tan a ciencia cierta la voluntad de Dios, como por el camino de esta humilde obediencia, practicada y tan estimada por todos los antiguos devotos.
La bienaventurada madre Teresa (3), viendo que doña Catalina de Córdova (4) hacia grandiosa penitencia, deseo imitarla en esto con vehemencia, contra el parecer de su confesor, que se lo prohibió. Estuvo tentada a desobedecer en este punto, y Dios le dijo:
–hija mía, tú llevas un camino bueno y seguro; y aunque tiendes a la penitencia que hace otra, estimo en grado superior tu obediencia. (1)
Con ello, amó tanto esta virtud, que además de la obediencia que debía a sus superiores, hizo voto especial de obedecer a un hombre excelente y virtuoso (2). Se obligó a seguir su dirección y consejo, con lo que se vio muy consolada.
Y así, antes y después de ella, muchas almas devotas, para sujetarse mejor a Dios, han humillado sus voluntades a las de sus mismas criadas y domésticos; lo que Santa Catalina de Siena alaba infinitamente en sus Diálogos (3). La devota princesa Santa Isabel, con gran humildad, se puso bajo la obediencia del doctor M. Conrado. Y aún me acuerdo de uno de los consejos que el gran San Luis le dio a su hijo antes de su muerte, le dijo así:
– Confiésate frecuentemente y elige un confesor idóneo, que sea hombre prudente y te pueda enseñar a hacer las cosas que te son necesarias.
– El amigo fiel, dice la Santa Escritura (4), es una fuerte protección; el que lo ha hallado, ha hallado un tesoro. El amigo fiel es un medicamento de vida e inmortalidad; los que temen a Dios, lo hallan.
Como ves, estas divinas palabras tienen como fin principal la inmortalidad. Que es necesario, antes de todo, tener este fiel amigo que guie nuestras acciones con sus avisos y consejos, librándonos por este medio de las emboscadas y engaños de nuestro enemigo. Será como un tesoro de sabiduría en nuestras aflicciones, tristezas y trabajos; nos servirá de medicina para aliviar y consolar nuestros corazones en las indisposiciones espirituales; nos guardará del mal, y nos hará el mayor de los bienes, y cuando nos venga alguna enfermedad, impedirá que nos mate.
Mas ¿Quién encontrará este amigo? El Sabio responde: aquellos que temen a Dios; quiere decir, los humildes que con sinceridad desean el desarrollo espiritual.
Y como importa tanto, caminar con un buen guía en este santo camino de la Devoción, ruega a Dios con gran insistencia que te de uno que sea según su Corazón, y no dudes, porque si fuera necesario enviarte un ángel como hizo con el joven Tobáis, te enviará uno fiel y bueno.
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