Del libro de los Hechos de los Apóstoles 2,14.22-33. Lunes 28 de Marzo de 2016.
” A ÉSTE JESÚS, DIOS LO HA RESUCITADO, Y DE ELLO SOMOS TESTIGOS”.
Entonces Pedro, con los Once a su lado, se puso de Pie, alzó la voz y se dirigió a ellos diciendo: “Amigos judíos y todos los que se encuentran en Jerusalén, escúchenme, pues tengo algo que enseñarles.
Israelitas, escuchen mis palabras: Dios acreditó entre ustedes a Jesús de Nazaret. Hizo que realizara entre ustedes milagros, prodigios y señales que ya conocen.
Ustedes, sin embargo, lo entregaron a los paganos para ser crucificado y morir en la cruz, y con esto se cumplió el plan que Dios tenía dispuesto.
Pero Dios lo libró de los dolores de la muerte y lo resucitó, pues no era posible que quedase bajo el poder de la muerte.
Escuchen lo que David decía a su respecto: Veo constantemente al Señor delante de mí; está a mi derecha para que no vacile.
Por eso se alegra mi corazón y te alabo muy gozoso, y hasta mi cuerpo esperará en paz.
Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos ni permitirás que tu Santo experimente la corrupción.
Me has dado a conocer los caminos de la vida, me colmarás de gozo con tu presencia.
Hermanos, no voy a demostrarles que el patriarca David murió y fue sepultado: su tumba se encuentra entre nosotros hasta el día de hoy.
Pero era profeta y Dios le había jurado que uno de sus descendientes se sentaría sobre su trono. Sabiéndolo,
se refería a la resurrección del Mesías, viéndola de antemano, con estas palabras: no será abandonado en el lugar de los muertos, ni su cuerpo experimentará la corrupción.
Y es un hecho que Dios resucitó a Jesús; de esto todos nosotros somos testigos.
Después de haber sido exaltado a la derecha de Dios, ha recibido del Padre el don que había prometido, me refiero al Espíritu Santo que acaba de derramar sobre nosotros, como ustedes están viendo y oyendo.
PALABRA DE DIOS.- TE ALABAMOS, SEÑOR.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal católico: Asamblea Eucarística. México.