Devoción al Sagrado Corazón
“Santa Clara de Asís”
Otra persona santa que podemos considerar devota al Sagrado Corazón de Jesús es santa Clara de Asís. Ella nació en Asís, Italia en el año 1193. El nombre de Clara significa “Vida transparente”. Su padre, Favarone Offeduccio, era un caballero rico y poderoso. Su madre, Ortolana, descendiente de familia noble y feudal, era una mujer muy cristiana, de ardiente piedad y de gran celo por el Señor. Clara siempre desde pequeña fue asidua a la oración y a la mortificación. Siempre mostró gran desagrado por las cosas del mundo y gran amor y deseo por crecer cada día en su vida espiritual.
La conversión de Clara hacia la vida plena de santidad de efectuó al oír un sermón de San Francisco predicó en la catedral de Asís los sermones de cuaresma e insistió en que para tener plena libertad para seguir a Jesucristo hay que liberarse de las riquezas y bienes materiales. Al oír las palabras: “este es el tiempo favorable… es el momento… ha llegado el tiempo de dirigirme hacia Él que me habla al corazón desde hace tiempo… es el tiempo de optar, de escoger…” sintió una gran confirmación de todo lo que venía experimentando en su interior.
Para Clara la oración era la alegría, la vida, la fuente y manantial de todas las gracias, tanto para ella como para el mundo entero. La oración es el fin en la vida religiosa y su profesión.
Ella acostumbraba pasar varias horas de la noche en oración para abrir su corazón al Señor y recoger en su silencio las palabras de amor del Señor. Muchas veces, en su tiempo de oración, se le podía encontrar cubierta de lágrimas al sentir el gran gozo de la adoración y de la presencia del Señor en la Eucaristía, o quizás movida por un gran dolor por los pecados, olvidos y por las ingratitudes que sufría el Corazón del Amado, que no era correspondido. Para corresponder al Amor hacia muchos sacrificios y cuando le preguntaban si no se excedía, ella decía que esos excesos eran necesarios para la redención. Decía: “Sin el derramamiento de la Sangre de Jesús en la Cruz no habría Salvación”. Creía que era necesario reparar y hacer obras que compensen la falta de amor para quien nos amó tanto en la Cruz. Decía: “Hay unos que no rezan ni se sacrifican; hay muchos que sólo viven para la idolatría de los sentidos. Ha de haber compensación. Alguien debe rezar y sacrificarse por los que no lo hacen. Si no se estableciera ese equilibrio espiritual la tierra sería destrozada por el maligno.”
Santa Clara era extraordinariamente devota al Santísimo Sacramento, dedicaba gran tiempo a la adoración. Muchas veces al día saludaba al Sagrado Corazón en el Santísimo Sacramento. Cuanta la historia que en 1241, cuando los sarracenos se acercaban al convento para atacarlo, Clara tomó en sus manos la custodia con Jesús Eucaristía y se enfrentó. Ellos experimentaron en ese momento un terrible terror y huyeron despavoridos.
Santa Clara estuvo enferma 27 años en el convento de San Damián, soportando todos los sufrimientos de su enfermedad con paciencia y uniéndose al Corazón de Jesús herido por la lanza del soldado y por los pecados de los hombres. El 10 de agosto de 1253, a los 60 años de edad y 41 de ser religiosa, se fue al celo a gozar del Amado.
De Santa Clara podemos imitar tantas virtudes, pero sobre todo su espíritu de oración y de contemplación delante de Cristo Eucaristía, así como la meditación de la Pasión que le movió a realizar frecuentes sacrificios para corresponder al Corazón de Jesús herido por nuestros pecados.