Devoción al Sagrado Corazón de Jesús
Para todos los días del mes. Día 6. Dios es amor.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Acto de Contrición
Misericordia, Señor, hemos pecado. Por tu inmensa compasión borra nuestras culpas. Contra Ti, contra Ti sólo pecamos. Cometimos las maldades que Tú aborreces. Aparta de nuestros pecados tu vista. Borra de nuestras almas toda culpa. Oh Dios crea en cada uno un corazón puro, y no alejes de nosotros tu Santo Espíritu. Como se aleja el Oriente del Occidente, así tú alejas nuestros pecados. Tú perdonas nuestras faltas. Eres compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos tratas como merecen nuestros pecados ni nos castigas como lo exigen nuestras culpas. Como se eleva el cielo sobre la tierra, así se eleva tu bondad sobre nosotros. Como un padre siente ternura por sus hijos, así Tú, oh Dios, sientes compasión por tus servidores. Sabes de qué estamos hechos y recuerdas que somos barro. Tu misericordia, Señor, dura por siempre. Recuerda Señor que tu ternura y tu misericordia son eternas: no te acuerdes de nuestros pecados ni de las maldades de nuestra vida pasada. Acuérdate de nosotros con misericordia, por tu bondad, Señor. Por el honor de tu Nombre perdona nuestras culpas que son muchas. Te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Acto de Consagración
Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano; míranos humildemente postrados ante tu altar. Tuyos somos y tuyos queremos ser; y, para que podamos hoy unirnos más íntimamente contigo, cada uno de nosotros se consagra espontáneamente a tu Sagrado Corazón.
Es verdad que muchos jamás te conocieron, que muchos te abandonaron después de haber despreciado tus mandamientos; ten misericordia de uno y de otros, benignamente Jesús, y atráelos a todos a tu Santísimo Corazón.
Reina, Señor, no solamente sobre los fieles que jamás se apartaron de ti, sino también sobre los hijos pródigos que te abandonaron, y haz que estos prontamente regresen a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria.
Reina sobre aquellos a quienes traen engañados las falsas doctrinas o se hallan divididos por la discordia, y vuélvelos al puerto de la bondad y a la unidad de la fe, para que en breve no haya sino un solo redil y un solo Pastor.
Concede, Señor, a tu Iglesia, segura y completa libertad; otorga la paz a las naciones y haz que del uno al otro polo de la tierra resuene esta sola voz: Alabado sea el Divino Corazón, por quien nos vino la salud: a Él sea la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén.
Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…
Día 6
Dios es amor
Lectura de la Primera Carta del apóstol San Juan 4, 7-16
Queridos, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó entre nosotros el amor de Dios; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como victima de expiación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos ha amado de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios mora en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a la perfección. En esto reconocemos que moramos en él y él en nosotros: en que nos ha dado su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre ha enviado a su Hijo, como Salvador del mundo. Si uno confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios mora en él y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y hemos creído en el amor que Dios nos tiene, Dios es Amor; y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
Palabra del Señor.
Plegaria
Ojos de Jesús: miradnos con compasión.
Labios de Jesús: no os canséis de hablarnos.
Oídos de Jesús: escuchadnos siempre.
Manos de Jesús: llevadnos cada día.
Corazón de Jesús: no dejes jamás de amarnos.
Oh Jesús: dentro de tus llagas escóndenos.
A la hora de la muerte: llámanos.
Y llévanos junto a Ti para siempre.
Amén
Oh Jesús: que comprendamos y correspondamos al amor que tú nos tienes desde el Sagrario.
Amor del Corazón de Jesús: llena nuestro corazón de amor hacia ti.
Fortaleza del Corazón de Jesús: llena de valor nuestro corazón.
Misericordia del Corazón de Jesús: perdona siempre las faltas de nuestro corazón.
Ciencia del Corazón de Jesús: ilumina a nuestro corazón cómo se debe comportar.
Jesús manso y humilde de Corazón: haz nuestro corazón semejante al tuyo. Amén.
Nuevas revelaciones del Sagrado Corazón
Cuenta santa Margarita en su autobiografía (que escribió por orden de su confesor) que en junio de 1674, estando orando ante el Santísimo Sacramento expuesto, vio que Jesús se le presentaba ante ella, lleno de gloria, con sus cinco heridas más brillantes que el sol, y mostrándole su costado que parecía una hoguera ardiente, le presentó su Sagrado Corazón recordándole lo mucho que Él ama a los pecadores, y que en cambio recibe ingratitudes, desprecios y olvido, y le dijo: “Tú por lo menos, dedícate a desagraviarme. Dame ese consuelo en compensación por tantas ingratitudes.”
Dos peticiones. Luego añadió Jesús: “El primer Viernes de cada mes ofréceme la Sagrada Comunión en desagravio por las ofensas e ingratitudes que recibo. Y en la noche del Jueves harás Una Hora Santa de oración y meditación, en recuerdo de mi agonía en el Huerto. En esa Hora pedirás perdón por los pecados del mundo.”
Orden difícil y costosa. Jesús añadió: “Para hacer todo esto le pedirás permiso a tu superiora y le contarás lo que has visto en estas apariciones.”
¿Qué es esa invención? Temblando de miedo se presenta Margarita en la oficina de la superiora y le cuenta todo esto. La reacción fue violenta. ¿Qué son esos inventos? ¿Es que no tiene oficio suficiente y se dedica a inventar apariciones y órdenes del cielo? Le prohíbo terminantemente todo eso. De ahora en adelante en vez de irse a rezar ante el altar tendrá que irse a barrer corredores para que deje de fabricar inventos.
Llega la enfermedad. Margarita se retiró resuelta a obedecer a su superiora, pero enseguida le sobrevino una gravísima enfermedad. Parecía que se iba a morir. La superiora se asustó y le dijo: “Pídale a Dios que la sane. Si así lo hace entonces si se sabrá que estas cosas vienen del cielo y le daré los permisos que desea.”
Margarita empezó a pedir a Dios la curación y ésta llegó de manera instantánea e inexplicable. Ella cuenta: “Aquella noche se me apareció la Santísima Virgen María y me dijo: “Mi hijo me envía a darte salud. Y te comunico que en adelante tendrás qué sufrir muy dolorosa cruz, para que te asemejes a Jesús”.
La Madre Superiora le concedió enseguida el permiso de ofrecer la Comunión del Primer Viernes en desagravio, y de hacer la Hora Santa del Jueves por los pecadores.
Practica: Daré limosna a un pobre, sino me es posible por lo menos haré un favor a alguien, o me acomediré a ayudar a quien necesite una ayuda. Y recordare que todo favor que le hago a mi prójimo lo recibe Jesucristo como si se lo hubiera hecho a Él mismo en persona.
Gozos
Pues eres de nuestro amor el más tierno y dulce encanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
I
En este Pan, escondido se encuentra tu Corazón, para dar paz y perdón al que llega arrepentido; escucha, pues, el gemido que eleva el alma; entre tanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
II
Tu Santa Cruz es el emblema de tu ternura y amor, asilo del pecador, consoladora en la pena; y por esto el alma llena de gratitud, alza un canto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
III
Con la corona ceñida de espinas, tu Corazón nos muestra la compasión que por el hombre has tenido, y por eso nuestro olvido te hace sufrir, ¡Oh Amor Santo!
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
IV
Con una lanza atrevida abrió el soldado tu pecho, y allí nos das el derecho de ir a buscar acogida; por esto el alma afligida cambia en gozo su quebranto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
V
De tu entreabierto costado brota a torrentes la vida; en él encuentra acogida el triste, el desamparado; por eso el que te ha gustado, te dice lleno de encanto.
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
VI
Mas no tan sólo el costado la cruel lanza desgarró; a tu Corazón llegó dejándolo atravesado, ¡Oh, cuánto, Jesús amado, te debe mi alma! Por tanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
VII
Aquí en este Sacramento de tu Corazón palpitante nos brinda, Jesús amante, el más sabroso alimento; eres de amor el portento que asombra al mundo y por tanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
VIII
Conociendo tu ternura ¿Cómo puede el pecador abandonarte, Señor, por buscar a la criatura? Venga, pues, toda alma pura y diga bañada en llanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
IX
Por las penas interiores de tu amable Corazón haz que en santa contrición te busquen los pecadores; escucha nuestros clamores y pon fin a nuestro llanto.
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
Oración final
Acto de fe, esperanza y caridad.
Dios mío, creo en Ti, fortalece, Señor, mi fe.
Espero en Ti, afirma mi esperanza.
Te amo con todo mi corazón; enciende mi amor.
Me pesa de haberte ofendido; aumenta mi dolor.
Te adoro como a mi primer principio; te deseo como a mi último fin.
Te doy gracias como a mi continuo bienhechor; te invoco como a mi soberano defensor.
Dígnate Dios mío, dirigirme con tu justicia, consolarme con tu misericordia y ampararme con tu poder.
Te consagro todos mis pensamientos, palabras, obras y trabajos; a fin de que de hoy en adelante piense siempre en Ti, hable de Ti, obre según Tú y padezca por Ti
Señor, hágase en mi y en todas mis cosas tu Santísima Voluntad, en tiempo y en eternidad.
Te suplico que ilumines mi entendimiento, fortalezcas mi voluntad, purifiques mi corazón y santifiques mi alma.
Socórreme, Señor con tu gracia para vencer la soberbia con la humildad, la avaricia con la generosidad, la pereza con la diligencia, la lujuria con la mortificación, la envidia con la caridad, la ira con la paciencia, la gula con la abstinencia, la tibieza con el fervor; y todas mis inclinaciones y afectos desordenados con tu Santo temor y amor.
Amén.
Oremos
Te pedimos, Dios Todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza de tu amor que resplandece en el Corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias cada vez más abundantes.
Dios de amor, que en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has depositado infinitos tesoros de caridad, te pedimos que al rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos obras de reparación y desagravio, y obtengamos el perdón de nuestros pecados y un aumento y progreso de nuestro amor hacia ti. Te lo pedimos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.