Devoción al Sagrado Corazón de Jesús
Para todos los días del mes. Día 28. Jesús resucitado se aparece a dos discípulos en Emaús
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Acto de Contrición
Misericordia, Señor, hemos pecado. Por tu inmensa compasión borra nuestras culpas. Contra Ti, contra Ti sólo pecamos. Cometimos las maldades que Tú aborreces. Aparta de nuestros pecados tu vista. Borra de nuestras almas toda culpa. Oh Dios crea en cada uno un corazón puro, y no alejes de nosotros tu Santo Espíritu. Como se aleja el Oriente del Occidente, así tú alejas nuestros pecados. Tú perdonas nuestras faltas. Eres compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos tratas como merecen nuestros pecados ni nos castigas como lo exigen nuestras culpas. Como se eleva el cielo sobre la tierra, así se eleva tu bondad sobre nosotros. Como un padre siente ternura por sus hijos, así Tú, oh Dios, sientes compasión por tus servidores. Sabes de qué estamos hechos y recuerdas que somos barro. Tu misericordia, Señor, dura por siempre. Recuerda Señor que tu ternura y tu misericordia son eternas: no te acuerdes de nuestros pecados ni de las maldades de nuestra vida pasada. Acuérdate de nosotros con misericordia, por tu bondad, Señor. Por el honor de tu Nombre perdona nuestras culpas que son muchas. Te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Acto de Consagración
Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano; míranos humildemente postrados ante tu altar. Tuyos somos y tuyos queremos ser; y, para que podamos hoy unirnos más íntimamente contigo, cada uno de nosotros se consagra espontáneamente a tu Sagrado Corazón.
Es verdad que muchos jamás te conocieron, que muchos te abandonaron después de haber despreciado tus mandamientos; ten misericordia de uno y de otros, benignamente Jesús, y atráelos a todos a tu Santísimo Corazón.
Reina, Señor, no solamente sobre los fieles que jamás se apartaron de ti, sino también sobre los hijos pródigos que te abandonaron, y haz que estos prontamente regresen a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria.
Reina sobre aquellos a quienes traen engañados las falsas doctrinas o se hallan divididos por la discordia, y vuélvelos al puerto de la bondad y a la unidad de la fe, para que en breve no haya sino un solo redil y un solo Pastor.
Concede, Señor, a tu Iglesia, segura y completa libertad; otorga la paz a las naciones y haz que del uno al otro polo de la tierra resuene esta sola voz: Alabado sea el Divino Corazón, por quien nos vino la salud: a Él sea la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén.
Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…
Día 28
Jesús resucitado se aparece a dos discípulos en Emaús
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 24,1-35
Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que dista sesenta estudios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó a ellos y caminó a su lado; pero sus ojos estaban como incapacitados para reconocerle. Él les dijo. “¿de qué discutís por el camino?” ellos se pararon con aire entristecido.
Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: “¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que han pasado allí estos días?” Él les dijo: “¿Qué cosa?” ellos le dijeron: “Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron.
Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevando ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro y, al no hallar el cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.
Él les dijo: “¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso para entrar así en su gloria?” y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.
Al acercarse al pueblo a donde iban, el hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le rogaron insistentemente: “Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.” Entró, pues, y quedo con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su vista. Se dijeron uno a otro: “¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?”
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: “¡ES verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!” ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido al partir el pan.
Palabra del Señor.
Plegaria
Oración: Novena de confianza al Sagrado Corazón de Jesús.
(Millones de personas la rezan y obtienen grandes favores)
Oh Jesús: a tu Corazón confío
(Intención)
Míranos, después haz lo que tu Corazón te diga.
Deja obrar a tu Corazón
Oh Jesús:
Yo cuento contigo,
Yo me fío en Ti
Yo me entrego a Ti
Yo estoy seguro en Ti
Padre nuestro… Avemaría… Gloria…
Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío. (10 veces)
“Oh dulce Jesús que has dicho:
Si quieres agradarme, confía en mí.
Si quieres agradarme: más, confía más.
Si quieres agradarme inmensamente en mí”
Ayuda mi confianza, yo confío inmensamente en ti y en ti Señor espero.
No sea yo confundido eternamente.
Amén.
Papa León XIII y la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús
El sabio y santo Pontífice León XIII era un gran devoto del Sagrado Corazón de Jesús. Él fue el que ordeno en abril de 1899 que la fiesta del Sagrado Corazón se celebrara cada año en todo el mundo católico el Viernes de la semana siguiente a la fiesta de Corpus Cristi.
Fue también este Sumo Pontífice el que consagró al mundo entero al Sagrado Corazón de Jesús en el año 1900.
Entre sus doctrinas decía lo siguiente:
“El culto al Sagrado Corazón tiene por base el que el Corazón simboliza el amor. El culto al Corazón de Dios es un culto al amor tan grande que Jesucristo ha tenido hacia nosotros”.
“El Corazón de Jesús aún existe, y vive y palpita, y seguirá palpitando eternamente de amor hacia nosotros. Por eso la Devoción al Sagrado Corazón se dirige con mucha razón a su corazón de carne, pero teniendo en cuenta el amor que él simboliza y significa y representa.”
“Esta Devoción debe ser estrictamente Eucarística. Por eso la persona que en verdad tiene Devoción al Divino Corazón de Jesús, frecuenta la Sagrada Comunión y ama y honra a Jesús Sacramentado.”
“La fiesta del Sagrado Corazón tiene como fin, además de desagraviar al Señor por las ofensas que se le hacen, hacer un recuerdo especial al amor que Jesús nos ha demostrado. La creencia común de la gente es que el Corazón es sede del amor, por eso va hacia Él nuestro homenaje en esta Devoción.
Del Corazón manso y humilde de Jesús debe aprender cada cristiano, el amor bondadoso que debe tener hacia su prójimo, la dulzura y la mansedumbre que deben brillar en sus palabras y en su trato con los demás, y la paciencia que conviene tener y demostrar para sufrir las contrariedades.
“Conviene recordar aquellas palabras de san Francisco de Sales: ‘Si observamos el modo de ser del Corazón de Cristo es imposible que él no nos agrade. Ya que es amable, suave, humilde, paciente, comprensivo y amoroso con las pobres criaturas, aún con los pecadores más miserables. Ojalá lo imitemos en su suavidad, humildad, dulzura y caridad”.
Digámosle de vez en cuando: “Jesús manso y humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo.”
Práctica: haré alguna oración pidiendo la santificación de los sacerdotes y que el Señor nos envíe muchas y santas vocaciones de sacerdotes, de religiosos y religiosas, y de apóstoles seglares. Así cumpliré el mandato de Jesús que dijo: “Pidan al Padre Dios, dueño de la cosecha que envíe obreros para su cosecha.”