Devoción al Sagrado Corazón de Jesús
Para todos los días del mes. Día 13. Enseñanzas de Jesús acerca de la confianza en Dios.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Acto de Contrición
Misericordia, Señor, hemos pecado. Por tu inmensa compasión borra nuestras culpas. Contra Ti, contra Ti sólo pecamos. Cometimos las maldades que Tú aborreces. Aparta de nuestros pecados tu vista. Borra de nuestras almas toda culpa. Oh Dios crea en cada uno un corazón puro, y no alejes de nosotros tu Santo Espíritu. Como se aleja el Oriente del Occidente, así tú alejas nuestros pecados. Tú perdonas nuestras faltas. Eres compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos tratas como merecen nuestros pecados ni nos castigas como lo exigen nuestras culpas. Como se eleva el cielo sobre la tierra, así se eleva tu bondad sobre nosotros. Como un padre siente ternura por sus hijos, así Tú, oh Dios, sientes compasión por tus servidores. Sabes de qué estamos hechos y recuerdas que somos barro. Tu misericordia, Señor, dura por siempre. Recuerda Señor que tu ternura y tu misericordia son eternas: no te acuerdes de nuestros pecados ni de las maldades de nuestra vida pasada. Acuérdate de nosotros con misericordia, por tu bondad, Señor. Por el honor de tu Nombre perdona nuestras culpas que son muchas. Te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Acto de Consagración
Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano; míranos humildemente postrados ante tu altar. Tuyos somos y tuyos queremos ser; y, para que podamos hoy unirnos más íntimamente contigo, cada uno de nosotros se consagra espontáneamente a tu Sagrado Corazón.
Es verdad que muchos jamás te conocieron, que muchos te abandonaron después de haber despreciado tus mandamientos; ten misericordia de uno y de otros, benignamente Jesús, y atráelos a todos a tu Santísimo Corazón.
Reina, Señor, no solamente sobre los fieles que jamás se apartaron de ti, sino también sobre los hijos pródigos que te abandonaron, y haz que estos prontamente regresen a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria.
Reina sobre aquellos a quienes traen engañados las falsas doctrinas o se hallan divididos por la discordia, y vuélvelos al puerto de la bondad y a la unidad de la fe, para que en breve no haya sino un solo redil y un solo Pastor.
Concede, Señor, a tu Iglesia, segura y completa libertad; otorga la paz a las naciones y haz que del uno al otro polo de la tierra resuene esta sola voz: Alabado sea el Divino Corazón, por quien nos vino la salud: a Él sea la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén.
Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…
Día 13
Enseñanzas de Jesús acerca de la confianza en Dios.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 25-34. 7, 7-12
“Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiros ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? Por lo demás ¿Quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿Por qué preocuparos? Observar los lirios del campo, como crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer? ¿Qué vamos a beber? ¿Con que vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro padre celestial que tenéis necesidad de todo eso… buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupara de si mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.
Pedid y se os dará; buscad y hallareis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca halla; y al que llama se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡Cuánto más vuestro padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!
Por lo tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los profetas.
Palabra del Señor.
Plegaria
Salmo 126
Exhortación a la confianza de nuestro Señor
Si el Señor no construye la casa,
En vano se cansan los albañiles;
Si el Señor no guarda la ciudad,
En vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
Que veléis hasta muy tarde,
Los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
Porque el Señor es sol y escudo,
Él da la gracia y la gloria.
El Señor no niega sus bienes
A los de conducta intachable.
¡Señor de los Ejércitos, dichoso el que confía en Ti!
Gloria al Padre…
Primera fiesta en el día señalado y primera capilla al Sagrado Corazón
En 1686 santa margarita tuvo dos grandes alegrías. La primera fue que la Madre Superiora que antes había sido contraria a la Devoción del Sagrado Corazón, ahora organizo ella misma en la capilla del convento la Fiesta al Corazón de Jesús, en el día señalado por Él, o sea el viernes de la semana siguiente a la fiesta del Cuerpo de Cristo. La segunda alegría consistió en que la Superiora, la Madre Melin, decidió en aquel año levantar allí en el convento una nueva capilla dedicada al Sagrado Corazón.
Ya puedo morir en paz. Ante estas buenas noticias la hermana Margarita dijo a su Superiora. “Ya puedo morir en paz. Ya no tengo nada más que desear. Veo que la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús empieza a extenderse y esto me llena de consuelos y lo que más desea Él es comunicar y distribuir a muchas personas los tesoros de su bondad y de su misericordia”.
Débil en salud pero fuerte en santidad. La salud de santa Margarita se debilita cada día más y más, pero su heroísmo y valentía para sufrir sin quejarse y sin contar a los demás sufrimientos eran admirables. Un día el médico después de visitarla exclamó: “¡Qué admirables son las personas santas!” y a una monjita que le pedía un remedio para volverse santa, la buena religiosa le dijo: “Para llegar a ser santos hay que amar mucho a Jesús y hacerlo y sufrirlo todo por amor a Él”.
Los encargados de difundir esta devoción. En 1688 Jesús le dijo a santa Margarita: “Deseo que sean muchas las personas que se dediquen a propagar la Devoción al Sagrado Corazón, pero encargo especialmente de ello a las Hermanas de la Visitación y a los padres Jesuitas- y quienes propaguen esta Devoción tendrán su nombre escrito en mi Sagrado Corazón”.
Práctica: si tengo un crucifijo, por ejemplo el de la camándula u otro, le besaré las heridas de sus manos, de sus pies y de su costado y la corona de espinas, en señal de agradecimiento por lo mucho que Jesús ha sufrido por nosotros. Si no tengo crucifijo, enviaré unos besos de amor a las heridas del Cristo grande que hay en el templo.
Gozos
Pues eres de nuestro amor el más tierno y dulce encanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
I
En este Pan, escondido se encuentra tu Corazón, para dar paz y perdón al que llega arrepentido; escucha, pues, el gemido que eleva el alma; entre tanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
II
Tu Santa Cruz es el emblema de tu ternura y amor, asilo del pecador, consoladora en la pena; y por esto el alma llena de gratitud, alza un canto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
III
Con la corona ceñida de espinas, tu Corazón nos muestra la compasión que por el hombre has tenido, y por eso nuestro olvido te hace sufrir, ¡Oh Amor Santo!
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
IV
Con una lanza atrevida abrió el soldado tu pecho, y allí nos das el derecho de ir a buscar acogida; por esto el alma afligida cambia en gozo su quebranto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
V
De tu entreabierto costado brota a torrentes la vida; en él encuentra acogida el triste, el desamparado; por eso el que te ha gustado, te dice lleno de encanto.
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
VI
Mas no tan sólo el costado la cruel lanza desgarró; a tu Corazón llegó dejándolo atravesado, ¡Oh, cuánto, Jesús amado, te debe mi alma! Por tanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
VII
Aquí en este Sacramento de tu Corazón palpitante nos brinda, Jesús amante, el más sabroso alimento; eres de amor el portento que asombra al mundo y por tanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
VIII
Conociendo tu ternura ¿Cómo puede el pecador abandonarte, Señor, por buscar a la criatura? Venga, pues, toda alma pura y diga bañada en llanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
IX
Por las penas interiores de tu amable Corazón haz que en santa contrición te busquen los pecadores; escucha nuestros clamores y pon fin a nuestro llanto.
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
Oración final
Acto de fe, esperanza y caridad.
Dios mío, creo en Ti, fortalece, Señor, mi fe.
Espero en Ti, afirma mi esperanza.
Te amo con todo mi corazón; enciende mi amor.
Me pesa de haberte ofendido; aumenta mi dolor.
Te adoro como a mi primer principio; te deseo como a mi último fin.
Te doy gracias como a mi continuo bienhechor; te invoco como a mi soberano defensor.
Dígnate Dios mío, dirigirme con tu justicia, consolarme con tu misericordia y ampararme con tu poder.
Te consagro todos mis pensamientos, palabras, obras y trabajos; a fin de que de hoy en adelante piense siempre en Ti, hable de Ti, obre según Tú y padezca por Ti
Señor, hágase en mi y en todas mis cosas tu Santísima Voluntad, en tiempo y en eternidad.
Te suplico que ilumines mi entendimiento, fortalezcas mi voluntad, purifiques mi corazón y santifiques mi alma.
Socórreme, Señor con tu gracia para vencer la soberbia con la humildad, la avaricia con la generosidad, la pereza con la diligencia, la lujuria con la mortificación, la envidia con la caridad, la ira con la paciencia, la gula con la abstinencia, la tibieza con el fervor; y todas mis inclinaciones y afectos desordenados con tu Santo temor y amor.
Amén.
Oremos
Te pedimos, Dios Todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza de tu amor que resplandece en el Corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias cada vez más abundantes.
Dios de amor, que en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has depositado infinitos tesoros de caridad, te pedimos que al rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos obras de reparación y desagravio, y obtengamos el perdón de nuestros pecados y un aumento y progreso de nuestro amor hacia ti. Te lo pedimos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
En el nombre del Padre y….
“Tratar a los demás como deseáis que los demás os traten a vosotros”