MISA DE LA SAGRADA EUCARISTÍA
“DERROTA DE ISRAEL Y CAPTURA DEL ARCA”
En esos días los filisteos se reunieron para atacar a Israel y los Israelitas salieron a su encuentro para enfrentarlos. Acamparon cerca de Eben-Ha-Ezer, mientras que los filisteos acampaban en Afec.
Los filisteos se dispusieron para la batalla frente a los israelitas y el combate fue violento. Israel fue vencido por los filisteos, quienes dieron muerte a más o menos cuatro mil en el campo de batalla.
Cuando el pueblo regresó al campamento, los ancianos de Israel se preguntaron: “¿Por qué Yavé nos aplastó hoy ante los filisteos? ¡Vamos a Silo y traigamos el arca de Dios! Que esté aquí con nosotros y que nos salve de nuestros enemigos”.
El pueblo mandó entonces a buscar a Silo el arca de Yavé de los ejércitos, que se sienta sobre los querubines. Los dos hijos de Helí, Jofni y Finjas, la acompañaban.
Cuando el arca de Yavé entró en el campamento, todo Israel se puso a gritar haciendo temblar el suelo.
Al oír esos gritos, los filisteos se dijeron: “¿Qué significará esa inmensa aclamación en el campamento de los hebreos?” Cuando supieron que el arca de Yavé había llegado al campamento,
los filisteos tuvieron miedo: “Dios ha llegado a su campamento, dijeron, ay de nosotros, porque hasta ahora nunca había ocurrido eso.
¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de esos dioses poderosos? ¿No fueron ellos los que castigaron a los egipcios con toda clase de plagas en los tiempos del desierto?
¡Animo, filisteos! Luchemos como hombres, no vayamos a someternos a esos hebreos como ellos se han sometido a nosotros hasta ahora; ¡seamos valientes y luchemos!”
Los filisteos presentaron batalla; los israelitas fueron derrotados y cada cual huyó para su casa. Fue un gran desastre: treinta mil combatientes cayeron de entre las filas de Israel.
El arca de Dios cayó prisionera y los dos hijos de Helí, Jofni y Finjas, murieron.
PALABRA DE DIOS.- TE ALABAMOS, SEÑOR.
MISA DE LA SAGRADA EUCARISTÍA
Abrió Dios las compuertas del cielo e hizo llover sobre ellos el maná para que lo comieran; les dio un trigo celeste, y el hombre comió pan de ángeles. Señor Dios, que llevaste a cabo la obra de la redención humana por el misterio pascual de tu Unigénito, concede, benigno, que quienes anunciamos llenos de fe por medio de los signos sacramentales, su muerte y resurrección, experimentemos un continuo aumento de tu salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico; Asamblea Eucarística. México.