Misa votiva de LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
“CLAMARÁN AL SEÑOR POR UN REY, PERO EL SEÑOR NO LES RESPONDERÁ”.
En aquellos días:Todos los ancianos de Israel se congregaron en la casa de Samuel en Ramá.
Le dijeron: “Te has vuelto viejo y tus hijos no siguen tus pasos, ya es tiempo de que nos des un rey para que nos gobierne como se hace en todas las naciones”.
Lo que disgustó a Samuel fue: “¡Danos un rey para que nos gobierne!” Samuel se dirigió entonces a Yavé,
y Yavé dijo a Samuel: “Atiende a todo lo que te dice este pueblo, porque no es a ti a quien rechazan sino a mí. Ya no quieren que reine sobre ellos.
Samuel transmitió a la gente que le había pedido un rey todas las palabras de Yavé.
Y les dijo: “Miren cómo mandará el rey que reinará sobre ustedes: tomará a los hijos de ustedes para que cuiden de sus carros y de sus caballos y corran delante de su carro.
Los tomará como jefes de mil y jefes de cincuenta, los tomará para que trabajen sus campos, para que cosechen su trigo, para que fabriquen sus armas de guerra y los arneses de sus carros.
Tomará a las hijas de ustedes para que sean sus perfumistas, sus cocineras o sus panaderas.
Tomará lo mejor de los campos, de las viñas y de los olivares de ustedes y se lo dará a sus servidores.
Cobrará el diezmo de sus cosechas y de su uva para dárselo a sus eunucos y a sus servidores.
Tomará lo mejor de sus sirvientes, de sus sirvientas, de sus jóvenes, de sus burros y los empleará en sus trabajos.
Les cobrará el diezmo de su ganado y ustedes pasarán a ser sus esclavos.
Entonces se lamentarán a causa del rey que se eligieron, pero ese día Yavé no les responderá”.
El pueblo no quiso hacerle caso a Samuel. Le dijeron: “No importa, queremos un rey.
Así seremos como todas las naciones, nuestro rey nos gobernará; irá al frente de nosotros y comandará nuestras guerras”.
Samuel oyó todas las palabras del pueblo y las transmitió a Yavé.
Yavé dijo entonces a Samuel: “Hazle caso a ese pueblo y dale un rey”. Y Samuel dijo a los hombres de Israel: “Váyase cada uno a su pueblo”.
PALABRA DE DIOS.- TE ALABAMOS, SEÑOR.
LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Con tu sangre compraste para Dios hombres de todas las razas y lenguas, de todos los pueblos y naciones, para constituir un reino para Dios.
Señor Dios, que redimiste a todos los hombres con la preciosa Sangre de tu Unigénito, conserva en nosotros la obra de tu misericordia, para que, celebrando sin cesar el misterio de nuestra salvación, merezcamos alcanzar sus frutos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
Biblia Latinoamericana/ se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México