Misa por la Santificación del Trabajo Humano “A”.
“HABLA SEÑOR, QUE TU SIERVO ESCUCHA”.
En los tiempos en que el joven Samuel servía a Yavé, bajo la mirada de Helí. En ese tiempo la palabra de Yavé era muy rara y las visiones poco frecuentes.
Ese día estaba Helí acostado en su cama; sus ojos estaban tan débiles que ya no veía.
Todavía no se había apagado la lámpara de Dios y Samuel estaba acostado en el santuario de Yavé, allí donde estaba el arca de Dios.
Yavé lo llamó: “¡Samuel! ¡Samuel!” Respondió: “Aquí estoy”.
Corrió donde Helí y le dijo: “Aquí estoy ya que me llamaste”. Helí le respondió: “Yo no te he llamado, vuelve a acostarte”. Y Samuel se fue a acostar.
Yavé lo llamó de nuevo: “¡Samuel! ¡Samuel!” Se levantó y se presentó ante Helí: “Aquí estoy, le dijo, puesto que tú me llamaste”. Helí le respondió: “Yo no te he llamado, hijo mío, vuelve a acostarte”.
Samuel no conocía todavía a Yavé: la palabra de Yavé no le había sido todavía revelada.
Cuando Yavé llamó a Samuel por tercera vez, se levantó y fue a ver a Helí: “Aquí estoy, le dijo, ya que me llamaste”. Helí comprendió entonces que era Yavé quien llamaba al muchacho,
y dijo a Samuel: “Anda a acostarte; si te llaman, responde: “Habla, Yavé, que tu servidor escucha”. Y Samuel volvió a acostarse.
Yavé entró, se detuvo y llamó igual que las veces anteriores: “¡Samuel! ¡Samuel!” Samuel respondió: “Habla, que tu servidor escucha”.
Samuel había crecido; Yavé estaba con él y sus palabras nunca dejaban de cumplirse.
De esta manera todo Israel, desde Dan hasta Bersabé, supo que Samuel era verdaderamente un profeta de Yavé.
PALABRA DE DIOS.- TE ALABAMOS, SEÑOR.
MISA POR LA SANTIFICACIÓN DEL TRABAJO HUMANO
La boca del justo proclama la sabiduría, y su lengua manifiesta lo que es verdadero. Porque la ley de su Dios está en su corazón.
Misa por la Santificación del Trabajo Humano Señor Dios, creador de todas las cosas, que ordenaste al ser humano cumplir con los deberes del trabajo, concédenos que las labores que ahora iniciamos contribuyan al mejoramiento de esta vida y sirvan por tu bondad, a la extensión del Reino de Cristo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
Biblia Latinoamericana/ se toma como guíe el misal Católico: Asamblea Eucarística. México.